lunes, 26 de septiembre de 2011

Un remedio chino, base para el tratamiento de la malaria, recibe el "Nobel americano"

La última ceremonia de los Premios Lasker celebrada en Nueva York el pasado 12 de Septiembre, conocidos como el Nobel americano que reconocen la labor de científicos y médicos en el avance de las ciencias de la salud otorgó su premio anual a la investigadora china Tu Youyou cuyos trabajos condujeron años atrás al descubrimiento del efecto antimalárico de la artemisina, que pasó de la farmacopea tradicional oriental a la base del tratamiento actual contra el paludismo.

La investigadora china empezó a trabajar sobre la malaria en 1967, en plena revolución cultural china y cuando ese país puso en marcha el llamado Proyecto 523, una iniciativa clandestina militar para hallar un remedio contra un tipo de malaria resistente a la cloroquina, encargado por Mao Zedong

Para ello tuvo que explorar textos antiguos y remedios artesanales en busca de pistas, con lo que en 1971, su equipo había conseguido 380 extractos de 200 hierbas, pero la única que consiguió inhibir a anular la infección transmitida por mosquitos en ratas de laboratorio infectadas fue la artemisina (ajenjo dulce), que inhibe el crecimiento del organismo portador.

La artemisina, también conocida como Qinghaosu, ha formado parte del arsenal terapéutico de los herboristas chinos durante más de mil años como tratamiento de la dermatitis o los síntomas de la malaria. Sus primeras referencias bibliográficas hay que buscarlas en el libro 'Cincuenta y dos Prescripciones', desenterrado de las tumbas de la dinastía Han en Mawangdui, Changsha, provincia de Hunan.

Su uso antipalúdico fue descrito por primera vez en el "Manual Chino de Prescripciones para Tratamientos de Emergencia", editado a mitad del siglo IV por Ge Hong. La receta describe que había que exprimir la planta y mezclarla con zumo y agua para su administración soluble.

En 1973, los investigadores chinos desarrollaron el fármaco conocido como antesiminina tras estabilizar la molécula y hacerla más efectiva, capaz de curar la malaria en los seres humanos, con la que se han salvado millones de vidas, especialmente en el mundo en vías de desarrollo, y sigue dejando beneficios a largo plazo para la lucha que no cesa contra esta enfermedad mortal.

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