lunes, 17 de julio de 2023

Suplementos en infecciones urinarias (parte III) ¿Pueden los probióticos ayudarnos a reducir las infecciones de orina?

Un enfoque no antibiótico prometedor es el uso de cepas de lactobacilos probióticos. En contra de lo que se pensaba hasta hace unos años, la orina humana en condiciones normales no es estéril, pues posee su propia microbiota o conjunto de microorganismos residentes, que pueden ser comensales, mutualistas o patógenos.

Está formada por un amplio rango de 20-500 especies bacterianas de los filos Firmicutes, Actinobacteria, Fusobacteria, Bacteroidetes, Proteobacteria, Chloroflexi, Spirochaetes, Synergistetes y Fibrobacteres.

El uso de antibióticos de amplio espectro puede afectar negativamente a esta microbiota urinaria, disminuyendo la flora bacteriana beneficiosa y favoreciendo una selección de flora patógena, que podrá ocasionar síntomas de ITU.

Las especies de Lactobacillus son los organismos comensales predominantes presentes en las áreas vaginal y periuretral y son responsables de prevenir la adherencia y migración de patógenos al urotelio vesical. Se ha demostrado que una reducción significativa de los niveles de lactobacilos vaginales está asociada con un aumento de la tasa de colonización vaginal por E. coli y también se produce una disminución de los niveles después de las relaciones sexuales, el uso de espermicidas y en mujeres posmenopáusicas, todos los cuales han demostrado ser factores de riesgo de infecciones urinarias. El uso repetido de antibióticos también puede afectar adversamente la composición local de lactobacilos de la vagina.

Los lactobacilos ejercen sus efectos protectores a través de diferentes mecanismos. Estos organismos compiten con los uropatógenos por los receptores de adhesión del epitelio vaginal, evitando así que los organismos uropatógenos colonicen la vagina. La adhesión puede bloquearse por exclusión (ocupando sitios de unión de modo que los uropatógenos no puedan unirse inicialmente), competencia (compitiendo directamente con los uropatógenos por los receptores de adhesión disponibles en las células epiteliales vaginales) o desplazamiento (desplazando los uropatógenos que ya se han unido a las células epiteliales vaginales).

La competencia por los nutrientes, la producción de sustancias que son directamente tóxicas para las bacterias uropatógenas (como el peróxido de hidrógeno, las bacteriocinas y sustancias similares a las bacteriocinas) y la creación de un pH vaginal ácido (a través de la producción de ácido láctico) son otros mecanismos mediante los cuales los lactobacilos pueden reducir la colonización vaginal y uretral con uropatógenos.

Hay una creciente evidencia que relaciona la disbiosis (cambios en la diversidad o cantidad de microbiota urinaria normal) con algunas patologías urológicas, entre las que las ITUs ocupan un papel destacado. Otras patologías relacionadas con la disbiosis son la incontinencia urinaria de urgencia, cáncer de próstata, cáncer de vejiga, cistitis intersticial, infecciones de transmisión sexual, prostatitis crónica, etc…

También se ha demostrado que los lactobacilos tienen un papel en la modulación del sistema inmunológico del huésped, generando una respuesta inmune contra los uropatógenos.

Además de la aplicación intravaginal de lactobacilos, se ha demostrado que la administración oral da como resultado una colonización urogenital después del tránsito a través del tracto gastrointestinal.


Bibliografía:
  • Ceprnja M, Oros D, Melvan E, Svetlicic E, Skrlin J, Barisic K, Starcevic L, Zucko J, Starcevic A. Modeling of Urinary Microbiota Associated With Cystitis. Front Cell Infect Microbiol. 2021 Mar 16;11:643638.
  • Kline KA, Lewis AL. Gram-Positive Uropathogens, Polymicrobial Urinary Tract Infection, and the Emerging Microbiota of the Urinary Tract. Microbiol Spectr. 2016 Apr;4(2):10.1128/microbiolspec.UTI-0012-2012.
  • Lewis AL, Gilbert NM. Roles of the vagina and the vaginal microbiota in urinary tract infection: evidence from clinical correlations and experimental models. GMS Infect Dis. 2020 Mar 26;8:Doc02.
  • Neugent ML, Hulyalkar NV, Nguyen VH, Zimmern PE, De Nisco NJ. Advances in Understanding the Human Urinary Microbiome and Its Potential Role in Urinary Tract Infection. mBio. 2020 Apr 28;11(2):e00218-20.
  • Perez-Carrasco V, Soriano-Lerma A, Soriano M, Gutiérrez-Fernández J, Garcia-Salcedo JA. Urinary Microbiome: Yin and Yang of the Urinary Tract. Front Cell Infect Microbiol. 2021 May 18;11:617002.
  • Stapleton AE. The Vaginal Microbiota and Urinary Tract Infection. Microbiol Spectr. 2016 Dec;4(6):10.1128/microbiolspec.UTI-0025-2016.

jueves, 8 de junio de 2023

Suplementos en infecciones urinarias (parte II)

El arándano rojo americano (Vaccinum macrocarpon) es una planta de la familia Ericaceae y su papel en la prevención de infecciones urinarias recurrentes sigue siendo objeto de debate, aunque el mecanismo de acción por el que actúa en las ITU se basa en las propiedades antiadherentes de las proantocianidinas (PAC) de los extractos de arándano, que actúan como inhibidores de los pili tipo P que ayudan a las bacterias a adherirse a las células uroepiteliales.

Los componentes del arándano también pueden alterar las propiedades de la superficie celular de las bacterias (como una reducción en la longitud y densidad de las fimbrias), disminuyendo así la adherencia a las células uroteliales. La exposición prolongada al arándano puede provocar cambios morfológicos en E. coli, que pasa de forma de varilla a esférica, lo que provoca menor capacidad de adherencia con las células uroteliales.

Investigaciones recientes han demostrado que las bacterias se vuelven más sensibles a los antimicrobianos cuando las PAC se administran simultáneamente, debido a un efecto inhibidor complejo sobre el mecanismo de resistencia a los antibióticos: aumentan la permeabilidad de las células bacterianas a los antibióticos y disminuyen la actividad de las bombas de salida de múltiples fármacos (responsables de eliminar la antimicrobiano de la célula).

Otros autores sugirieren que otros componentes del arándano (como el ácido ursólico) tienen un papel complementario o sinérgico de los polifenoles de proantocianidina en el proceso de antiadhesión, al causar una inhibición de la formación de biopelículas.

 

Un enfoque no antibiótico prometedor es el uso de cepas de lactobacilos probióticos. En contra de lo que se pensaba hasta hace unos años, la orina humana en condiciones normales no es estéril, pues posee su propia microbiota o conjunto de microorganismos residentes, que pueden ser comensales, mutualistas o patógenos. Está formada por un amplio rango de 20-500 especies bacterianas de los filos Firmicutes, Actinobacteria, Fusobacteria, Bacteroidetes, Proteobacteria, Chloroflexi, Spirochaetes, Synergistetes y Fibrobacteres.

El uso de antibióticos de amplio espectro puede afectar negativamente a esta microbiota urinaria, disminuyendo la flora bacteriana beneficiosa y favoreciendo una selección de flora patógena, que podrá ocasionar síntomas de ITU.

Las especies de Lactobacillus son los organismos comensales predominantes presentes en las áreas vaginal y periuretral y son responsables de prevenir la adherencia y migración de patógenos al urotelio vesical. Se ha demostrado que una reducción significativa de los niveles de lactobacilos vaginales está asociada con un aumento de la tasa de colonización vaginal por E. coli y también se produce una disminución de los niveles después de las relaciones sexuales, el uso de espermicidas y en mujeres posmenopáusicas, todos los cuales han demostrado ser factores de riesgo de infecciones urinarias. El uso repetido de antibióticos también puede afectar adversamente la composición local de lactobacilos de la vagina.

Los lactobacilos ejercen sus efectos protectores a través de diferentes mecanismos. Estos organismos compiten con los uropatógenos por los receptores de adhesión del epitelio vaginal, evitando así que los organismos uropatógenos colonicen la vagina. La adhesión puede bloquearse por exclusión (ocupando sitios de unión de modo que los uropatógenos no puedan unirse inicialmente), competencia (compitiendo directamente con los uropatógenos por los receptores de adhesión disponibles en las células epiteliales vaginales) o desplazamiento (desplazando los uropatógenos que ya se han unido a las células epiteliales vaginales).

La competencia por los nutrientes, la producción de sustancias que son directamente tóxicas para las bacterias uropatógenas (como el peróxido de hidrógeno, las bacteriocinas y sustancias similares a las bacteriocinas) y la creación de un pH vaginal ácido (a través de la producción de ácido láctico) son otros mecanismos mediante los cuales los lactobacilos pueden reducir la colonización vaginal y uretral con uropatógenos.

Hay una creciente evidencia que relaciona la disbiosis (cambios en la diversidad o cantidad de microbiota urinaria normal) con algunas patologías urológicas, entre las que las ITUs ocupan un papel destacado. Otras patologías relacionadas con la disbiosis son la incontinencia urinaria de urgencia, cáncer de próstata, cáncer de vejiga, cistitis intersticial, infecciones de transmisión sexual, prostatitis crónica, etc…

También se ha demostrado que los lactobacilos tienen un papel en la modulación del sistema inmunológico del huésped, generando una respuesta inmune contra los uropatógenos.

Además de la aplicación intravaginal de lactobacilos, se ha demostrado que la administración oral da como resultado una colonización vaginal después del tránsito a través del tracto gastrointestinal.

 La gayuba o uva-ursi (Arctostaphylos uva-ursi), posee compuestos flavonoides que actúan en el tracto urinario como diuréticos facilitando las micciones, mecanismo que facilita la eliminación de las bacterias responsables de la aparición de episodios de cistitis.

Además, posee una acción antiséptica sobre el tracto urinario por la presencia en su composición de su principal principio activo, la arbutina, que mediante una hidrólisis enzimática por la microbiota intestinal, se obtiene hidroquinona que tiene acción antiséptica sobre el tracto urinario. La hidroquinona es absorbida accediendo al hígado, donde se conjuga con derivados glucurónicos y ésteres de sulfato que se eliminan a través de la orina donde se libera parcialmente la hidroquinona ejerciendo el efecto antiséptico. Para que la hidroquinona ejerza su acción es necesario que la orina sea alcalina (pH> 7), ya que el principio activo se inactiva cuando el pH es ácido. Durante el tratamiento con gayuba se recomienda seguir una dieta rica en frutas y verduras, que alcalinizan la orina y conseguir así una mayor eficacia. La máxima acción antibacteriana se alcanza aproximadamente de 3 a 4 horas después de la ingestión.

Los extractos de uva ursi han demostrado in vitro que son capaces de inhibir el crecimiento de Bacillus subtilis, Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa, Salmonella typhimurium, Serratia marcescens, Staphylococcus aureus, Streptococcus mutans, Proteus vulgaris, Staphylococcus faecalis y aeroespacial.


Bibliografía:
  • Afshar K, Fleischmann N, Schmiemann G, Bleidorn J, Hummers-Pradier E, Friede T, Wegscheider K, Moore M, Gágyor I. Reducing antibiotic use for uncomplicated urinary tract infection in general practice by treatment with uva-ursi (REGATTA) - a double-blind, randomized, controlled comparative effectiveness trial. BMC Complement Altern Med. 2018 Jul 3;18(1):203.
  • Colletti A, Sangiorgio L, Martelli A, Testai L, Cicero AFG, Cravotto G. Highly Active Cranberry's Polyphenolic Fraction: New Advances in Processing and Clinical Applications. Nutrients. 2021 Jul 26;13(8):2546.
  • Datta R, Juthani-Mehta M. Antibiotic-sparing agents for uncomplicated cystitis: uva-ursi and ibuprofen not ready for primetime. Clin Microbiol Infect. 2019 Aug;25(8):922-924.
  • Gbinigie OA, Spencer EA, Heneghan CJ, Lee JJ, Butler CC. Cranberry Extract for Symptoms of Acute, Uncomplicated Urinary Tract Infection: A Systematic Review. Antibiotics (Basel). 2020 Dec 25;10(1):12.
  • González de Llano D, Moreno-Arribas MV, Bartolomé B. Cranberry Polyphenols and Prevention against Urinary Tract Infections: Relevant Considerations. Molecules. 2020 Aug 1;25(15):3523.
  • Moore M, Trill J, Simpson C, Webley F, Radford M, Stanton L, Maishman T, Galanopoulou A, Flower A, Eyles C, Willcox M, Hay AD, van der Werf E, Gibbons S, Lewith G, Little P, Griffiths G. Uva-ursi extract and ibuprofen as alternative treatments for uncomplicated urinary tract infection in women (ATAFUTI): a factorial randomized trial. Clin Microbiol Infect. 2019 Aug;25(8):973-980.
  • Rădulescu D, David C, Turcu FL, Spătaru DM, Popescu P, Văcăroiu IA. Combination of cranberry extract and D-mannose - possible enhancer of uropathogen sensitivity to antibiotics in acute therapy of urinary tract infections: Results of a pilot study. Exp Ther Med. 2020 Oct;20(4):3399-3406.
  • Samoilova Z, Smirnova G, Muzyka N, Oktyabrsky O. Medicinal plant extracts variously modulate susceptibility of Escherichia coli to different antibiotics. Microbiol Res. 2014 Apr;169(4):307-13.
  • Schindler G, Patzak U, Brinkhaus B, von Niecieck A, Wittig J, Krähmer N, Glöckl I, Veit M. Urinary excretion and metabolism of arbutin after oral administration of Arctostaphylos uvae ursi extract as film-coated tablets and aqueous solution in healthy humans. J Clin Pharmacol. 2002 Aug;42(8):920-7.
  • Sun J, Marais JP, Khoo C, LaPlante K, Vejborg RM, Givskov M, Tolker-Nielsen T, Seeram NP, Rowley DC. Cranberry (Vaccinium macrocarpon) oligosaccharides decrease biofilm formation by uropathogenic Escherichia coli. J Funct Foods. 2015 Aug;17:235-242.

lunes, 22 de mayo de 2023

Suplementos en infecciones urinarias (parte I)

Introducción:

Las infecciones del tracto urinario (ITU) constituyen la segunda patología infecciosa, tras las infecciones respiratorias, como motivo de consulta en atención primaria, relacionándose en el ámbito hospitalario con la presencia de catéteres urinarios. Se producen por vía ascendente de un uropatógeno que coloniza la mucosa periuretral, habitualmente procedente del intestino. Principalmente se manifiestan con un síndrome miccional. Las infecciones de vías urinarias altas entre las que incluyen aquellas infecciones que afectan a parénquima-pelvis renal y/o próstata se pueden producir por vía ascendente o por vía hematógena y clínicamente suelen asociar un síndrome infeccioso. El riesgo de recurrencia en los seis meses siguientes es mayor en las infecciones por Escherichia coli. La prevalencia de ITUs sintomáticas es mayor en mujeres, con un pico a los 14-24 años relacionado con la actividad sexual, y resolución espontánea de los síntomas en 1 de cada 4 casos. Son la causa más frecuente de bacteriemia de origen comunitario, y responsables del 5-7% de las sepsis graves que requieren ingreso en UCI, con posible evolución a fallo multiorgánico. Entre un 50-60% de mujeres premenopáusicas presentan un episodio de ITU sintomática. Se calcula que a los 70 años un 15% de mujeres presenta bacteriuria asintomática, cifra que aumenta al 30-40% en ancianas hospitalizadas o ingresadas en instituciones geriátricas y prácticamente al 100% en portadoras de sonda urinaria permanente. En el medio hospitalario, representan hasta el 40% de las infecciones nosocomiales, y son el reservorio institucional más importante de patógenos resistentes. En las unidades de cuidados intensivos hospitalarias, son las segundas infecciones más frecuentes, después de las neumonías asociadas a la ventilación mecánica.

Clasificación de las ITUS:

Las infecciones urinarias se pueden clasificar en:

  • ITU no complicada.
  • ITU complicada: ITU en pacientes que presentan alguna situación que pueda implicar una evolución desfavorable, como embarazadas, hombres, inmunodeprimidos, insuficiencia renal, trasplante renal, problemas neurológicos que puedan causar obstrucción de vías urinarias, nefrostomías, etc.
  • ITU asociada a catéter.
  • ITU recurrente (ITUr): recurrencias de ITU (no complicada o complicada), cuando acontecen 2 episodios de ITU en seis meses o 3 episodios de ITU en doce meses.
  • Urosepsis: cuando aparece una sepsis asociada a una ITU que causa riesgo vital.

Por su localización anatómica, nos encontramos con:

  • ITU de vía urinaria baja: uretritis, cistitis, prostatitis.
  • ITU de vía urinaria alta: pielonefritis, absceso intrarrenal, absceso periférico.

Origen y causas de las ITUS:

Las ITUs pueden estar causadas por una gran variedad de patógenos, entre los que se incluyen bacterias Gram negativas, Gram positivas y hongos.

En general, se suele aislar un único patógeno en la mayoría de los casos, excepto en casos de anomalías del aparato urinario o en pacientes con cateterización crónica de la vía urinaria (polibacterianas). La bacteria más frecuentemente aislada es la E coli uropatógena, tanto en ITUs no complicadas (75%) como en ITUs complicadas (65%). La infección por este patógeno aumenta la probabilidad de recurrencia en 6 meses.

  • En ITUs no complicadas otros gérmenes causantes son: Klebsiella pneumoniae, Staphylococcus saprophyticus, Enterococcus faecalis, Streptococcus del grupo B, Proteus mirabilis, Pseudomona aeruginosa, Staphylococcus aureus y Candida spp.
  • En ITUs complicadas, por detrás de E coli, los patógenos más frecuentes son: Enterococcus spp, K. pneumoniae, Candida spp, S. aureus, P. mirabilis, P. aeruginosa y Streptococcus del grupo B.

La E. coli se adhiere a las células del urotelio mediante fimbrias, siendo la más común, las fimbrias o pilli de tipo 1 en cuyo extremo existe una adhesina llamada FimH, que generan una respuesta inflamatoria temprana al reclutar neutrófilos en el tracto urinario. Estas fimbrias son manosasensibles o sea que tienen afinidad para adherirse a la manosa. Otras fimbrias mediante las cuales se pueden adherir, son las tipo P (fimbrias de pielonefritis) que tienen un mayor tropismo para el riñón y se asocian con infecciones más severas (renales). Las fimbrias P no son manosasensibles, pero poseen receptores para las proantocianidinas (PAC) que contiene el arándano rojo.

Los antibióticos son la principal herramienta terapéutica pero su uso está asociado con numerosos efectos secundarios, como diarrea, náuseas, vómitos, cefaleas, ardor vaginal y candidiasis, así como otros menos comunes y más graves. El uso prolongado de antibióticos puede provocar además la alteración de la microbiota normal y la resistencia a los antibióticos, lo que dificulta el tratamiento de futuras infecciones urinarias, que se consideran como “daños colaterales”.

Por todas estas razones, las posibles medidas y tratamientos no farmacológicos para las infecciones urinarias entre los que están los cambios de ciertos hábitos, plantas medicinales como el arándano, probióticos y los suplementos de D-manosa, están sido cada vez más objeto de investigación.

La D-manosa es un tipo de azúcar (un isómero monosacárido de la glucosa) inerte que se metaboliza y excreta en la orina y actúa inhibiendo la adhesión bacteriana al urotelio al unirse a la adhesina FimH de la punta de la fimbria tipo 1. De esta forma, ha demostrado ser beneficiosa al reducir la incidencia de infecciones recurrentes del tracto urinario y sus síntomas, aumentando también la duración entre episodios de recurrencias, mejorando en consecuencia la calidad de vida del paciente. La D-manosa empleada conjuntamente con antibióticos ha mostrado una reducción significativa en los urocultivos positivos para bacterias y una mejoría en síntomas como urgencia urinaria, frecuencia, incontinencia de urgencia, cistitis recurrente, dolor de vejiga y uretra, en comparación con las mujeres tratadas solo con antibióticos.

Una nueva investigación sugiere que la D-manosa también puede actuar como un modulador inmunológico. La mayoría de las investigaciones sobre las fimbrias tipo 1 y las infecciones urinarias se centran en la E. coli. aunque se han descrito pili tipo 1 en otros miembros de la familia Enterobacteriaceae, entre los que se incluye Klebsiella pneumoniae, Shigella flexneri, Salmonella typhimurium, Serratia marcescens y Enterobacter cloacae. Muchos de estos son uropatógenos de ITUr comunes, por lo que la D-manosa podría prevenir su adhesión al urotelio.

Los datos disponibles en la literatura destacan la tolerabilidad de la D-manosa, con efectos secundarios mínimos que corresponden, principalmente, a la diarrea.

Por todo ello, la D-manosa se puede utilizar como tratamiento complementario o alternativo para las infecciones recurrentes del tracto urinario.

Bibliografía:

  • De Nunzio C, Bartoletti R, Tubaro A, Simonato A, Ficarra V. Role of D-Mannose in the Prevention of Recurrent Uncomplicated Cystitis: State of the Art and Future Perspectives. Antibiotics (Basel). 2021 Apr 1;10(4):373.
  • Domenici L, Monti M, Bracchi C, Giorgini M, Colagiovanni V, Muzii L, Benedetti Panici P. D-mannose: a promising support for acute urinary tract infections in women. A pilot study. Eur Rev Med Pharmacol Sci. 2016.
  • Hatton NE, Baumann CG, Fascione MA. Developments in Mannose-Based Treatments for Uropathogenic Escherichia coli-Induced Urinary Tract Infections. Chembiochem. 2021 Feb 15;22(4):613-629.
  • Lenger SM, Bradley MS, Thomas DA, Bertolet MH, Lowder JL, Sutcliffe S. D-mannose vs other agents for recurrent urinary tract infection prevention in adult women: a systematic review and meta-analysis. Am J Obstet Gynecol. 2020 Aug;223(2):265.e1-265.e13
  • Rădulescu D, David C, Turcu FL, Spătaru DM, Popescu P, Văcăroiu IA. Combination of cranberry extract and D-mannose - possible enhancer of uropathogen sensitivity to antibiotics in acute therapy of urinary tract infections: Results of a pilot study. Exp Ther Med. 2020 Oct;20(4):3399-3406.


viernes, 18 de marzo de 2022

Un nuevo ensayo clínico confirma que el empleo de insaponificables de soja y aguacate (Arthrocen) reduce la inflamación sistémica y calidad de vida en pacientes con artrosis de rodilla.

El estudio aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo valoró las muestras de suero de los 119 pacientes con artrosis bilateral de rodilla de leve a moderada para comprobar la eficacia y los efectos de la administración de insaponificables de aguacate/soja (ASU) con una dosis de 300 mg/día, sobre los cambios de citoquinas involucradas durante 3 meses..

Además se procedió a la recogida de datos clínicos mediante los principales cuestionarios que se emplean para valorar los síntomas de la artrosis como son el índice de osteoartritis de las universidades de Western Ontario y McMaster (WOMAC), una encuesta breve de 20 ítems (SF-20), el índice de gravedad de la osteoartritis de la rodilla de Lequesne (LISOK) y tres escalas analógicas visuales (EVA).

Los niveles séricos de mediadores químicos que intervienen en la patogénesis de la artrosis como las interleuquinas 2 (IL-2), IL-4, IL-10, IL-17α y factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) se midieron mediante la técnica ELISA.

Los niveles séricos de interleucinas antiinflamatorias 4 y 10 también aumentaron, mientras que los niveles de citocinas inflamatorias IL-17 y TNF-ɑ disminuyeron significativamente en comparación con los grupos de control durante el tratamiento valorados a los 3 y 6 meses.

Los resultados demostraron también que tanto los índices de calidad de vida, la sensación de dolor y la puntuación de los cuestionarios especializados en valorar la artrosis que se emplearon, mejoraron significativamente en pacientes con artrosis que recibieron ASU.

Los autores concluyeron que el consumo de ASU puede aumentar la calidad de vida en pacientes con artrosis a través de la mejora de la inflamación y la mejora de la incapacidad funcional sin efectos adversos a largo plazo.

Imagen: <a href="https://www.freepik.es/fotos/anatomia">Foto de anatomia creado por kjpargeter - www.freepik.es</a>

lunes, 10 de enero de 2022

COVID-19 vs gripe


Con toda probabilidad, durante la pandemia de la COVID-19, hayamos escuchado que la infección por el SARS-CoV-2, tiene muchas similitudes con la que produce el virus de la gripe o influenza, ya que ambas son enfermedades respiratorias contagiosas que se transmiten mediante un virus. Además, pueden tener síntomas comunes que hace que a veces se confundan, por lo que hay que recurrir a otras pruebas diagnósticas por las dudas que suscitan incluso entre el personal médico más avezado. Para complicar aún más la situación, existen numerosos virus respiratorios, responsables de catarros simples o incluso las alergias, que pueden dar síntomas similares con lo que aumenta la confusión y la posibilidad de error en el diagnóstico. Sin embargo, a pesar de las múltiples semejanzas que poseen, también presentan claros síntomas y signos diferenciadores que nos pueden permitir saber cuándo estamos ante una infección por uno u otro virus.

Entre las diferencias, la más importante es el agente causal, pues se trata de infecciones por virus diferentes, siendo en la gripe los virus de la influenza A y B pertenecientes a la familia Orthomixoviridae, y en el caso de la COVID-19, el virus SARS-CoV-2, un tipo de coronavirus.

En cuanto al mecanismo de transmisión, tanto la COVID-19 como la gripe pueden propagarse de persona a persona entre personas que están en contacto cercano entre sí (a menos de 1´5-2 metros de distancia) especialmente en espacios cerrados y mal ventilados. La transmisión de ambos procesos infecciosos es similar, pues se contagian a través de gotitas de saliva que se liberan al hablar, toser, estornudar o cantar. Las partículas víricas exhaladas y vehiculizadas en estas minúsculas gotas, pueden penetrar en las vías respiratorias al ser inhaladas o pueden propagarse de una persona a otra cuando tocamos una superficie donde han podido depositarse estas gotas cargadas de virus bien directamente procedentes del árbol respiratorio de quien contagia, o de forma indirecta como por ejemplo ocurre al estrechar la mano de alguien que ha estornudado o tosido y se ha tapado con la mano. Tras entrar en contacto con esas superficies contaminadas si nos tocamos la boca, nariz u ojos, podremos contagiarnos.

De esta forma de contagio, se derivan las principales medidas preventivas como son el aislamiento de los enfermos, el uso de mascarillas y la higiene de manos y superficies.

En el caso de la COVID-19, la probabilidad de transmisión es más alta, ya que se contagian de 2 a 3 personas por cada persona infectada en comparación a 1,3 personas por gripe común, aunque con las nuevas variantes como la ómicron, esta cifra es aún superior

Ambas infecciones víricas, comparten síntomas comunes como son la fiebre, tos, cansancio (astenia), dificultad para respirar (disnea), dolor faríngeo, congestión nasal, dolores musculares, cefaleas o síntomas digestivos como náuseas, vómitos y/o diarrea También sus complicaciones más graves, pueden ser similares, pues puede aparecer neumonía, síndrome de dificultad respiratoria aguda, infartos, miocarditis, encefalitis, ictus e incluso muerte.

No obstante, hay diferencias reconocibles. La mucosidad nasal, tos y dolor de garganta son más comunes en los catarros y gripe y la fiebre alta, la diarrea, el cansancio y la tos en la COVID-19, pero muy especialmente en esta última la pérdida del olfato y la alteración en el sentido del gusto.

La variabilidad de los síntomas como vemos, es muy amplia y hay pacientes que la pasan de una forma prácticamente asintomática, que pueden recuperarse perfectamente en sus domicilios, a otros donde los síntomas son intensos precisando ingreso hospitalario.

Por último, la gravedad de los síntomas es mayor en la COVID-19, siendo la principal complicación la neumonía que en algunos casos precisa ingreso en UCI y provoca una mayor mortalidad en comparación con la gripe, al menos 3´5 veces más alta frente a los casos de gripe.

El curso evolutivo es también diferente, el periodo de incubación que va desde el momento del contagio hasta la aparición de los primeros síntomas, en la infección por SARS-CoV-2 suele ser de unos 5 días, aunque puede alargarse hasta los 14 días, mientras que en la gripe este espacio de tiempo es de 1 a 4 días.

En cuanto a la contagiosidad y la velocidad de transmisión, la de la COVID-19 es mayor que la de la gripe, especialmente en las nuevas cepas descritas como las delta y delta plus, en las que las últimas investigaciones apuntan también a un cambio en los síntomas más comunes, donde el dolor de cabeza y la secreción nasal pasan a ser los indicadores más habituales de infección por estas variantes. Esto hace que muchos pacientes puedan confundirlo con un "resfriado fuerte" y no ser conscientes del contagio de coronavirus. También son menos comunes los síntomas más característicos de la COVID-19, como la falta de aire y la pérdida del gusto.

El espacio de tiempo en el que es contagiosa una persona con gripe o influenza, va desde el día anterior a la aparición de los síntomas hasta una semana después de haber debutado con la infección, aunque los recién nacidos y las personas inmunodeprimidas pueden serlo durante periodos más largos, situándose el periodo de máxima contagiosidad en los primeros 3-4 días de la enfermedad. En cuanto a la COVID-19, es posible que las personas puedan propagar el virus aproximadamente desde 2 días antes de manifestar los primeros signos o síntomas (o posiblemente antes) y permanecer contagiosas durante al menos 10 días después de la primera aparición de los signos o síntomas. Una persona asintomática o cuyos síntomas desaparecen puede seguir contagiando por al menos 10 días después de su resultado positivo en la prueba de detección del COVID-19. Las personas hospitalizadas con casos graves de la enfermedad y las personas con el sistema inmunitario debilitado pueden contagiar durante al menos 20 días o más.

Las complicaciones de la COVID-19 con respecto a la gripe, también son diferentes, pues en la primera pueden aparecer trastornos de la coagulación y como posibles consecuencias clínicas de este proceso, destaca la potencial aparición de trombosis, entre las que se incluyen principalmente la embolia pulmonar o la trombosis venosa profunda. En el caso de los niños, la infección por SARS-CoV-2 puede provocar un síndrome multisistémico inflamatorio en el que se produce una inflamación grave de algunos órganos y tejidos, como el corazón, los pulmones, los vasos sanguíneos, los riñones, el aparato digestivo, el cerebro, la piel o los ojos.

A corto-medio plazo, la COVID puede presentar multitud de síntomas que se conocen como síndrome post-COVID-19, muchos de los cuales son síntomas persistentes y otros síntomas nuevos. El síndrome post-COVID-19 se define por la persistencia de signos y síntomas clínicos que surgen durante o después de padecer la COVID-19, permanecen más de 12 semanas y no se explican por un diagnóstico alternativo. Los síntomas pueden fluctuar o causar brotes. Se ha descrito en pacientes con independencia de si pasaron una COVID-19 leve o grave. Fatiga, cansancio y dolor de cabeza son los síntomas persistentes más frecuentes después de haber pasado la COVID-19. La falta de aire también es frecuente, pudiendo ser ocasionalmente grave, y pueden persistir o intensificarse los dolores y debilidad musculares, mareo, palpitaciones, dolor de pecho, pérdida del olfato o del gusto, tos, febrícula, dolor de garganta, dispepsia y otras molestias abdominales, lesiones cutáneas, parestesias, una mayor dificultad para concentrarse o problemas de memoria.

Se han descrito además pacientes que tras la infección permanecen con secuelas cardíacas después de haber padecido un infarto de miocardio o una miocarditis o aparecer insuficiencia renal o una eliminación elevada de proteínas en la orina, sin olvidar trastornos psicológicos, como la ansiedad o el insomnio e incluso depresión más grave o de estrés postraumático. Otras complicaciones que podemos encontrar son la diabetes, hipertensión e incluso los problemas neurológicos: desde la falta de coordinación hasta una menor tolerancia al calor.

En cuanto al tratamiento hoy en día se están administrando unas mal llamadas vacunas para la COVID-19 que en el fondo no son vacunas, ya que éstas previenen y nos preservan de sufrir una enfermedad y hasta ahora eso no ocurre con las “vacunas” comercializadas hasta la fecha en la transmisión de la infección por SARS-CoV-2, ya que lo único que consiguen es que pasemos una COVID-19 más leve (lo cual no es poco), pero no evitan que nos podamos contagiar y contagiar a la vez a los demás. Sin embargo, con la vacuna de la gripe, sí podemos decir que previenen de la gripe y que por tanto estamos ante una auténtica vacuna.

Para ambos casos, se disponen de antivirales, que solo han demostrado una relativa eficacia y no están exentos de efectos secundarios.  En el caso de la gripe, se utilizan por ejemplo el oseltamivir o el zanamivir. En el de la COVID-19, se han utilizado numerosos fármacos antivirales a nivel hospitalario cuyo uso ha quedado invalidado con el paso del tiempo, ya que no aportaban ningún beneficio, estando en la actualidad las esperanzas puestas en el molnupiravir que sería el primer fármaco antiviral de uso no hospitalario que podría administrarse el paciente en su domicilio ante la aparición de los primeros síntomas. En España se está desarrollando posiblemente uno de los antivirales más potentes que se conocen la plitidepsina, que produce la ascidia, un invertebrado marino, presente en las aguas de algunos mares, como el que rodea a Ibiza.

Desde la medicina integrativa son numerosas también las opciones que se nos proponen, existiendo una cierta evidencia científica con el empleo de moléculas naturales como el propóleo, la equinácea, las vitaminas C y D, el zinc, la quercetina, la lactoferrina o la melatonina por citar algunos y recuerde que la mejor medicina es la preventiva y no la que cura o palía los síntomas, por lo que un sistema inmunológico fuerte que se consigue con hábitos saludables, puede ser el mejor remedio para combatir esta infección.

jueves, 12 de agosto de 2021

Azafrán, una planta que podría ayudarte a dormir mejor

El insomnio y los trastornos del sueño son motivos de preocupación importantes en todo el mundo, pero especialmente en las sociedades occidentales donde presentan una alta prevalencia. Además, puede generar problemas durante las actividades diarias, induciendo astenia, déficit de atención, inestabilidad anímica, ansiedad o incluso depresión. El insomnio se asocia también con una reducción del volumen del hipocampo, de los niveles de ácido gamma-aminobutírico cortical (GABA) durante el día y modificación de la actividad del núcleo caudado.

Para tratar esta enfermedad, existen fármacos eficaces, como las benzodiazepinas o los agonistas de los receptores de las benzodiazepinas, pero el uso de estos fármacos debería restringirse por su tolerancia y el riesgo elevado de dependencia, morbilidad y mortalidad con el uso a largo plazo, por lo que la búsqueda de compuestos seguros y eficientes sin efectos adversos es fundamental.

Existe una creciente e importante evidencia científica sobre la eficacia del extracto de azafrán en el tratamiento de la depresión y la ansiedad, pero aunque existen estudios que demuestran que puede inducir efectos beneficiosos sobre la duración y calidad del sueño, aún no se ha investigado su efecto sobre la calidad del sueño utilizando herramientas objetivas. Por ello, se realizó un estudio controlado, aleatorizado, doble ciego, en sujetos que presentaban un trastorno del sueño de leve a moderado asociado a ansiedad. Participaron sesenta y seis sujetos que fueron aleatorizados en dos grupos, que recibieron o un placebo (maltodextrina) o un extracto de azafrán (15,5 mg al día) durante 6 semanas.

Para recopilar de forma objetiva los datos relacionados con la calidad del sueño se empleó la actigrafía al inicio, a la mitad y al final de la intervención. La calidad del sueño también se evaluó mediante los cuestionarios de evaluación de sueño de Leeds (LSEQ) y el de Pittsburgh (PSQI) y la calidad de vida con el cuestionario short form-36 (SF-36). Tras seis semanas de suplementación con azafrán se observó una mayor permanencia en la cama evaluada por actigrafía, una mayor facilidad para conciliar el sueño evaluada por el cuestionario LSEQ y a una mejor calidad del sueño, latencia del sueño, duración del sueño y puntuaciones globales evaluadas por el cuestionario PSQI, mientras que esos parámetros no se vieron modificados por el placebo.

En comparación con los somníferos químicos, esas mejoras deben considerarse modestas pero interesantes e importantes en comparación con otros suplementos dietéticos y/o productos de fitoterapia, según los datos de actigrafía.

El mecanismo de acción del extracto de azafrán sobre la calidad y la duración del sueño no se conoce del todo. Se sabe que el safranal activa las neuronas promotoras del sueño del núcleo preóptico ventrolateral e inhibe las neuronas promotoras de la vigilia del núcleo tuberomamilar in vitro. En ratones, las crocinas modulan el sistema de excitación histaminérgico o colinérgico para inducir el sueño no REM. Además, el extracto de azafrán y sus compuestos activos son bien conocidos por modular los niveles de serotonina, dopamina, norepinefrina, glutamato y neurotransmisores GABA-A y la regulación de los niveles cerebrales de esos neurotransmisores por el azafrán probablemente contribuya en gran medida a los efectos positivos del azafrán en la calidad del sueño.

En conclusión, esos resultados sugieren que el extracto de azafrán podría ser una estrategia nutricional natural y segura para mejorar la duración y la calidad del sueño en la población que presenta trastorno primario crónico del sueño leve a moderado.

Fuente bibliográfica: Pachikian BD, CopineS, Suchareau M, Deldicque L. Effects of Saffron Extract on Sleep Quality: ARandomized Double-Blind Controlled Clinical Trial. Nutrients. 2021 Apr27;13(5):1473. doi: 10.3390/nu13051473. PMID: 33925432; PMCID: PMC8145009.

viernes, 18 de junio de 2021

Incontinencia urinaria

La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga o incapacidad de controlar la micción que afecta más a personas mayores y sigue siendo un problema infradiagnosticado e infratratado, influyendo en esta situación diferentes circunstancias, como los sentimientos de vergüenza, la aceptación de que es un problema irresoluble, involutivo y normal que aparece con el envejecimiento, la falta de formación específica y de sensibilización de los profesionales sanitarios, etc. Constituye uno de los problemas crónicos que más merma la calidad de vida de las personas que la sufren, ya que incluso, los pacientes mayores declaran tener más problemas de movilidad que los que sufren artrosis, artritis o reumatismos, mientras que otros refieren mayor riesgo de caídas debido a la urgencia por encontrar un baño, o problemas de sueño y fatiga durante el día por tener que levantarse por la noche para orinar. Los efectos psicosociales de la incontinencia suelen llevar implícitos numerosos trastornos emocionales, entre los que se encuentran la pérdida de autoestima y la discontinuidad en las actividades laborales, sexuales y sociales.

El progresivo incremento de la esperanza de vida y el paulatino envejecimiento de la población española va a suponer el aumento del número de afectados. Al menos, entre un 10 y un 20 por ciento de los mayores de 65 años que viven de forma independiente en sus domicilios sufren incontinencia y cuando necesitan ser ingresados en residencias por necesidad de cuidados, su frecuencia alcanza al 60-80 por ciento de ellos. La prevalencia de la incontinencia urinaria aumenta con la edad y es más frecuente en la mujer que en el varón por la influencia que la multiparidad desempeña sobre el suelo pélvico, provocando una mayor debilidad y pérdida de su resistencia, así como al hipoestrogenismo que se establece a partir de la menopausia.

Existen varios tipos de incontinencia urinaria:

  • Incontinencia de esfuerzo. La orina se escapa en pequeña cantidad al ejercer presión sobre la vejiga al toser, estornudar, reír, hacer ejercicio o levantar algo pesado. Esta forma de incontinencia se relaciona con debilidad o fallos en la musculatura del suelo pélvico, casi siempre debido a los partos múltiples, la obesidad, las operaciones ginecológicas o prostáticas, la pérdida de elasticidad y tensión que se incrementa también con los años y el déficit estrogénico que tiene lugar en la menopausia.
  • Incontinencia de urgencia. Existe una necesidad repentina e intensa de orinar, seguida de una pérdida involuntaria de orina. Es posible tener que orinar con frecuencia, incluso durante toda la noche. La incontinencia imperiosa puede deberse a una afección menor, como una infección o hiperplasia benigna de próstata, o a una enfermedad más grave, como un trastorno neurológico (ictus, Parkinson, demencia…) o diabetes.
  • Incontinencia mixta. Se producen más de un tipo de incontinencia urinaria a la vez.

El tratamiento debe iniciarse con las medidas más básicas y sencillas, para plantear posteriormente y dependiendo del tipo de incontinencia el tratamiento farmacológico, e incluso en algunas personas mayores bien seleccionadas, un tratamiento quirúrgico.

Algunas de las medidas generales y básicas son evitar el consumo de sustancias excitantes (alcohol, café, cola, té); evitar la ingesta de líquidos por las tardes-noches; salir de casa con la vejiga vacía; utilizar ropa con sistemas de apertura y cierre sencillos (elásticos o velcros); reducir o cambiar los fármacos potencialmente implicados en la aparición de incontinencia urinaria (diuréticos, psicofármacos); evitar el estreñimiento; facilitar el acceso al retrete y la utilización del orinal, cuña o botella cuando precise; técnicas de modificación de conducta: como los ejercicios del suelo pélvico; el reentrenamiento vesical o las micciones programadas.

Los casos de incontinencia urinaria de esfuerzo requieren fortalecer el suelo pélvico, por lo que debe indicarse la realización de un programa de gimnasia destinada a tonificar esta musculatura. La técnica más extendida es la realización de los ejercicios de Kegel y el empleo de conos vaginales de diferentes pesos. Los resultados positivos de esta primera medida, siempre y cuando sea instaurada en las fases iniciales de la patología, están sobre el 80%.

Donde los fármacos han demostrado una mayor efectividad es en la incontinencia de urgencia, destacando sobre todo los antimuscarínicos (fesoterodina, oxibutinina, flavoxato, solifenacina, cloruro de trospio), contraindicados en algunas enfermedades (deterioro cognitivo, demencia, glaucoma, arritmias o insuficiencia renal). Sus efectos secundarios, fundamentalmente la sequedad de boca, la taquicardia y la excitación, son muy graves en algunos pacientes, que en ocasiones deben abandonar el tratamiento. También existen plantas medicinales cuyos alcaloides tienen ese mismo efecto (antimuscarínico, anticolinérgico o antiespasmódico), como la hioscina o escopolamina (del beleño -Hyoscyamus niger-) y la atropina (de la belladona -Atropa belladona-), usados ya en Egipto, China e India hace 4000 años, pero por sus efectos secundarios y riesgo de toxicidad, no se recomienda su uso a no ser en forma de preparados farmacéuticos bajo supervisión médica. Un grupo más reciente de fármacos lo constituyen los agonistas beta-3 adrenérgicos (mirabegrón) con la misma efectividad clínica que los antimuscarínicos, y tal vez menos efectos adversos, aunque con menor evidencia científica. En algunos casos de incontinencia de esfuerzo, ciertos fármacos como la duloxetina, pueden ser efectivos, aunque en este tipo de incontinencia es donde las técnicas quirúrgicas (como los cabestrillos uretrales o la colposuspensión) tienen un papel más destacado. Otras plantas medicinales estudiadas en el tratamiento de la incontinencia urinaria, son el kalanchoe (Bryophyllum pinnatum) y el gegen (Puerariae lobatae, de donde se prepara también el kudzu), aunque los resultados por ahora son solo preliminares. Por último, se han ensayado instilaciones con pimienta de cayena (Capsicum annuum) que provoca la desensibilización de la vejiga, así como con toxina botulínica para el control de la urgencia miccional.

Históricamente, la vejiga y la orina se han considerado estériles, pero las nuevas técnicas diagnósticas han demostrado la existencia de una amplia gama de organismos como Lactobacillus, Corynebacterium, Streptococcus, Actinomyces, Staphylococcus, Gardnerella y Bifidobacterium que podrían estar implicados en la disfunción del tracto urinario inferior. Existen diferencias del microbioma entre los diferentes subtipos de incontinencia urinaria y los individuos asintomáticos y que además pudieran ser las responsables de la respuesta o no al tratamiento anticolinérgico. Otro factor a considerar es la contribución de los bacteriófagos (virus que infectan a las bacterias) al microbioma urinario, que podrían contribuir a la salud del tracto urinario. Recientemente, se realizó una observación interesante en pacientes sometidos a trasplante de microbiota fecal. Un año después del trasplante, el número de infecciones urinarias recurrentes disminuyeron de 4 a 1, mientras que, en el grupo de control, el número no cambió, por lo que se sugiere una posible relación entre la microbiota intestinal y las comunidades microbianas de la vejiga. La evidencia sugiere también que la vagina y la microbiota urinaria están interconectadas. A medida que aumente nuestro conocimiento de la microbiota urinaria, deberíamos esperar poder diferenciar los organismos comensales comunes de los colonizadores bacterianos que probablemente tengan un efecto negativo en la función urotelial y potencialmente conduzcan a hipersensibilidad de la vejiga y posiblemente los probióticos especialmente del género Lactobacillus dirigidos a la vejiga pueden convertirse en los próximos agentes terapéuticos en la salud de la vejiga.

La enuresis nocturna, es otra forma de incontinencia urinaria que tiene lugar por la noche en el niño mayor de 5 años. Afecta a casi el 20 por ciento de los niños de 5 años y un 10 por ciento de los de 10 y en el 85-90 % de los casos es hereditario. Cuando el niño no ha estado seco por las noches durante un periodo superior a 6 meses, se la llama primaria, y si ha existido un periodo de continencia nocturna superior a seis meses y vuelve a mojar la cama, secundaria, que suele ser consecuencia de una situación estresante vivida por el menor (divorcio de los padres, nacimiento de un hermano, problemas escolares…) o por el agravamiento de alguna enfermedad que favorezca la enuresis, como el estreñimiento, disfunción del tracto urinario inferior, apnea del sueño, diabetes, hipotiroidismo o enfermedad renal crónica.  Esta situación puede deteriorar de una forma importante la calidad de vida del niño, desde el punto de vista social y psicológico, generando un importante estrés, disminución del rendimiento escolar y depresión. Este trastorno, está infradiagnosticado, ya que sólo uno de cada tres niños está diagnosticado, debido a que muchas veces los padres lo ocultan -sobre todo cuando uno de los padres lo ha padecido-  y otras le restan importancia al problema considerando que ya se corregirá solo y piensan que el pañal es un buen remedio cuando el niño moja la cama, lo que hace que se cronifique el problema.

Las estrategias más comunes utilizadas por los padres para manejar esta situación son despertar al niño durante la noche para que orine y limitar la ingesta de agua antes de acostarse. Las terapias conductuales o educativas para la enuresis, como la uroterapia (programas conductuales en los que se enseña a los niños -y a veces a los cuidadores- cómo funciona la vejiga, las posturas y los métodos adecuados para ir al baño, los horarios para ir al baño y la planificación de qué y cuánto beber) o el entrenamiento muscular del suelo pélvico están ampliamente aceptadas y se consideran como una opción de tratamiento en estas situaciones, jugando el empleo de fármacos  un papel secundario. También se propone como tratamiento además del manejo conductual, los dispositivos de alarma que despiertan al niño cuando notan la humedad y la desmopresina que es un análogo sintético de la hormona antidiurética, solos o combinados.

Existen estudios etnofarmacológicos sobre el empleo de plantas medicinales practicado por curanderos y herbolarios tradicionales en diferentes áreas del planeta para el tratamiento de la enuresis, donde entre las diferentes plantas medicinales empleadas, destacan el hipérico, el aceite esencial de ciprés, la biznaga, la cúrcuma, el lúpulo y el azafrán. De menor importancia y efectividad, están las bayas de saúco, el aguacate o el regaliz. La efectividad de estas plantas medicinales, se basan en el uso tradicional, pero no está validada por ensayos clínicos, lo que no quiere decir que no pudieran mostrar una cierta eficacia, simplemente que no se han estudiado. Sí existen pequeños estudios con el Yokukansan, un remedio de la medicina tradicional japonesa basado en una mezcla de plantas medicinales aprobado por la Agencia Japonesa de Medicamentos que se emplea para el nerviosismo, insomnio, enfermedad de Parkinson y los terrores nocturnos y rabietas de los niños, que ha mostrado su efectividad en la enuresis infantil.

Bibliografía:

  • Aoki Y, Brown HW, Brubaker L, Cornu JN, Daly JO, Cartwright R. Urinary incontinence in women. Nat Rev Dis Primers. 2017 Jul 6;3:17042.
  • Brubaker L, Wolfe AJ. The new world of the urinary microbiota in women. Am J Obstet Gynecol. 2015 Nov;213(5):644-9.
  • Brubaker L, Wolfe AJ. The female urinary microbiota, urinary health and common urinary disorders. Ann Transl Med. 2017 Jan;5(2):34.
  • Buckley  BS, Sanders  CD, Spineli  L, Deng  Q, Kwong  JSW. Conservative interventions for treating functional daytime urinary incontinence in children. Cochrane Database of Systematic Reviews 2019, Issue 9.
  • Fürer K, Eberli D, Betschart C, Brenneisen R, De Mieri M, Hamburger M, Mennet-von Eiff M, Potterat O, Schnelle M, Simões-Wüst AP, von Mandach U. Inhibition of porcine detrusor contractility by the flavonoid fraction of Bryophyllum pinnatum--a potential phytotherapeutic drug for the treatment of the overactive bladder syndrome. Phytomedicine. 2015 Jan 15;22(1):158-64.
  • Goforth J, Langaker M. Urinary Incontinence in Women. N C Med J. Nov-Dec 2016;77(6):423-425.
  • Govender Y, Gabriel I, Minassian V, Fichorova R. The Current Evidence on the Association Between the Urinary Microbiome and Urinary Incontinence in Women. Front Cell Infect Microbiol. 2019 May 1;9:133.
  • Jaradat NA, Zaid AN, Al-Ramahi R, Alqub MA, Hussein F, Hamdan Z, Mustafa M, Qneibi M, Ali I.. Ethnopharmacological survey of medicinal plants practiced by traditional healers and herbalists for treatment of some urological diseases in the West Bank/Palestine. BMC Complement Altern Med. 2017 May 8;17(1):255.
  • Mota RL. Female urinary incontinence and sexuality. Int Braz J Urol. 2017 Jan-Feb;43(1):20-28.
  • Moutounaïck M, Miget G, Teng M, Kervinio F, Chesnel C, Charlanes A, Le Breton F, Amarenco G. Coital incontinence. Prog Urol. 2018 Sep;28(11):515-522.
  • Ohtomo Y, Umino D, Takada M, Niijima S, Fujinaga S, Shimizu T. Traditional Japanese medicine, Yokukansan, for the treatment of nocturnal enuresis in children. Pediatr Int. 2013 Dec;55(6):737-40.
  • Pearce MM, Hilt EE, Rosenfeld AB, Zilliox MJ, Thomas-White K, Fok C, Kliethermes S, Schreckenberger PC, Brubaker L, Gai X, Wolfe AJ. The female urinary microbiome: a comparison of women with and without urgency urinary incontinence. mBio. 2014 Jul 8;5(4):e01283-14.
  • Pearce MM, Zilliox MJ, Rosenfeld AB, Thomas-White KJ, Richter HE, Nager CW, Visco AG, Nygaard IE, Barber MD, Schaffer J, Moalli P, Sung VW, Smith AL, Rogers R, Nolen TL, Wallace D, Meikle SF, Gai X, Wolfe AJ, Brubaker L; Pelvic Floor Disorders Network. The female urinary microbiome in urgency urinary incontinence. Am J Obstet Gynecol. 2015 Sep;213(3):347.e1-11.
  • Price TK, Lin H, Gao X, Thomas-White KJ, Hilt EE, Mueller ER, Wolfe AJ, Dong Q, Brubaker L. Bladder bacterial diversity differs in continent and incontinent women: a cross-sectional study. Am J Obstet Gynecol. 2020 Nov;223(5):729.
  • Thomas-White KJ, Hilt EE, Fok C, Pearce MM, Mueller ER, Kliethermes S, Jacobs K, Zilliox MJ, Brincat C, Price TK, Kuffel G, Schreckenberger P, Gai X, Brubaker L, Wolfe AJ.Incontinence medication response relates to the female urinary microbiota. Int Urogynecol J. 2016 May;27(5):723-33.
  • Thomas-White KJ, Kliethermes S, Rickey L, Lukacz ES, Richter HE, Moalli P, Zimmern P, Norton P, Kusek JW, Wolfe AJ, Brubaker L; National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases Urinary Incontinence Treatment Network. Evaluation of the urinary microbiota of women with uncomplicated stress urinary incontinence. Am J Obstet Gynecol. 2017 Jan;216(1):55.
  • Ubeda Sansano, M. L.; Martinez Garcia, R.. Enuresis nocturna. Rev Pediatr Aten Primaria,  Madrid ,  v. 14, supl. 22, p. 37-43,  jun.  2012.
  • Verdejo-Bravo C, Brenes-Bermúdez F, Valverde-Moyar MV, Alcántara-Montero A, Pérez-León N. Documento de consenso sobre vejiga hiperactiva en el paciente mayor. Rev Esp Geriat Gerontol. 2015;50:247-56.
  • Wolfe AJ, Brubaker L. "Sterile Urine" and the Presence of Bacteria. Eur Urol. 2015 Aug;68(2):173-4.
  • Zhou X, Lam WP, Tang HC, Koon CM, Cheng L, Lau CB, Liang W, Leung PC. Effects of Gegen (Puerariae lobatae Radix) water extract on improving detrusor overactivity in spontaneously hypertensive rats. Phytomedicine. 2016 Jun 1;23(6):672-8.
Fotografía: <a href='https://www.freepik.es/fotos/foto'>Foto de Foto creado por wayhomestudio - www.freepik.es</a>