miércoles, 28 de marzo de 2012

Cambios en la flora o la exposición a un amplio espectro de antibióticos puede predisponer a los pacientes a desarrollar enfermedades alérgicas sistémicas

Las bacterias del intestino podrían jugar un papel crucial en el control de la inflamación alérgica, según se desprende de un estudio publicado en "Nature Medicine" por científicos de la Universidad de Pennsylvania, que han colaborado con el Hospital Infantil de Filadelfia y con instituciones de Japón y Alemania.

Este estudio sugiere que el enfoque terapéutico de la respuesta de las células inmunes a las bacterias digestivas podría ser beneficioso en el tratamiento de las alergias.

En el intestino de cada persona viven más de 100 trillones de bacterias, 10 veces más células de las que componen el organismo humano en sí mismo. Los autores de este trabajo habían demostrado antes que la manipulación selectiva de las flora bacteriana podría afectar al sistema inmune. Tambien, otros trabajos anteriores en modelos animales habían demostrado que las bacterias intestinales pueden influenciar a las células inmunes locales en el intestino. Sin embargo, el mecanismo celular y molecular por el que estas bacterias influenciaban la respuesta inmune del anfitrión, en particular las partes del sistema inmune del anfitrión que regulan la inflamación alérgica, no se entendían bien.

Para investigar este campo, el equipo dirigido por David Artis, profesor adjunto de Microbiología, se centró en el papel del basofilo, un tipo de glóbulo blanco implicado en la inflamación alérgica y su relación entre las respuestas del basófilo y la enfermedad alérgica. Los científicos administraron antibióticos orales de amplio espectro para reducir ciertos tipos de bacteria en modelos experimentales y examinar después la afectación que provocaba en los niveles de basófilos circulantes en sangre. Utilizando un modelo experimental de inflamación alérgica en el pulmón que comparte características con el asma humano, los autores descubrieron que el tratamiento con antibióticos generó una respuesta basófila significativamente elevada y un marcado aumento de la cantidad de inflamación alérgica de las vías respiratorias mediada por basófilos. Se observaron también niveles elevados de IgE, un importante mediador en las alergias.

Después, los tratados con antibióticos fueron expuestos a alérgenos del polvo del hogar (HDM), un alérgeno humano y un modelo de enfermedad alérgica de las vías respiratorias en humanos, demostraron una mayor respuesta basófila en la sangre y los nódulos linfáticos, así como una aumentada respuesta alérgica con una mayor inflamación en los pulmones.

Los sujetos libres de gérmenes, criados en un ambiente estéril y por ello carentes de todo tipo de bacterias intestinales, mostraron también una respuesta similar a la observada en los tratados con antibióticos cuando fueron expuestos a HDM. Estos descubrimientos indican que las señales emitidas por la flora bacteriana son responsables del mantenimiento del número normal de basófilos en el estado estacionario.

Descubrieron también que las concentraciones de IgE y los números de basófilos circulantes eran limitados por la proteína MyD88, que juega un papel en el reconocimiento de los factores derivados de las bacterias. También que señales derivadas de las bacterias del intestino actuaban vía IgE para controlar el número de basófilos circulantes limitando la proliferación de células precursoras de basófilos en la médula espinal.

Todos estos resultados indican la existencia de un nuevo e importante proceso por el cual flora intestinal influenciaría y controlaría las respuestas basófilas y así la respuesta a los alérgenos en el ambiente.

Fuente: http://www.nature.com/nm/journal/vaop/ncurrent/full/nm.2657.html

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