El consumo moderado de bebidas con alcohol, especialmente vino, mejora la función cognitiva de las mujeres, según los resultados de un estudio realizado entre más de 5.000 hombres y mujeres de Tromso, al norte de Noruega.
Los sujetos, 5.033 hombres y mujeres mayores de 58 años sin enfermedades graves, se sometieron a un seguimiento durante siete años en los cuales se les realizaron test de capacidad cognitiva de forma regular.
De este modo, los investigadores comprobaron que el menor riesgo de obtener una baja puntuación en los test correspondía a las mujeres que consumían vino cuatro o más veces en dos semanas, en comparación con aquellas que bebían menos de un vaso en ese mismo periodo.
No obstante, otros factores también influyeron en las personas que presentaron resultados bajos en los cuestionarios, como la edad, el nivel educativo, el hábito tabáquico y la presencia de depresión, diabetes o hipertensión.
A este respecto, los autores apuntan que las personas abstemias tampoco presentaron resultados significativamente bajos, por lo que se hace presente que los estilos de vida también influyen en la función cognitiva.
Asimismo, los resultados de este estudio confirman hallazgos de estudios anteriores en los que el consumo moderado de alcohol se ha relacionado con la mejora de la función cognitiva.
De hecho, señalan los investigadores noruegos, 68 estudios que han contado con la participación de un total de 145.308 hombres y mujeres de varios países ya han dado pruebas de que el consumo moderado reduce el riesgo de demencia y Alzheimer.
Los efectos positivos del alcohol podrían estar relacionados con la presencia en el vino de polifenoles (antioxidantes) y otros microelementos que ayudarían a reducir el riesgo de degeneración cognitiva asociada a la edad.
Además, los beneficios del alcohol en cantidades moderadas también han sido relacionadas con una mayor protección frente a la arteriosclerosis (evita el endurecimiento de las arterias), los tromboembolismos (mejora la circulación) y las enfermedades inflamatorias (relaja las paredes arteriales).
Los sujetos, 5.033 hombres y mujeres mayores de 58 años sin enfermedades graves, se sometieron a un seguimiento durante siete años en los cuales se les realizaron test de capacidad cognitiva de forma regular.
De este modo, los investigadores comprobaron que el menor riesgo de obtener una baja puntuación en los test correspondía a las mujeres que consumían vino cuatro o más veces en dos semanas, en comparación con aquellas que bebían menos de un vaso en ese mismo periodo.
No obstante, otros factores también influyeron en las personas que presentaron resultados bajos en los cuestionarios, como la edad, el nivel educativo, el hábito tabáquico y la presencia de depresión, diabetes o hipertensión.
A este respecto, los autores apuntan que las personas abstemias tampoco presentaron resultados significativamente bajos, por lo que se hace presente que los estilos de vida también influyen en la función cognitiva.
Asimismo, los resultados de este estudio confirman hallazgos de estudios anteriores en los que el consumo moderado de alcohol se ha relacionado con la mejora de la función cognitiva.
De hecho, señalan los investigadores noruegos, 68 estudios que han contado con la participación de un total de 145.308 hombres y mujeres de varios países ya han dado pruebas de que el consumo moderado reduce el riesgo de demencia y Alzheimer.
Los efectos positivos del alcohol podrían estar relacionados con la presencia en el vino de polifenoles (antioxidantes) y otros microelementos que ayudarían a reducir el riesgo de degeneración cognitiva asociada a la edad.
Además, los beneficios del alcohol en cantidades moderadas también han sido relacionadas con una mayor protección frente a la arteriosclerosis (evita el endurecimiento de las arterias), los tromboembolismos (mejora la circulación) y las enfermedades inflamatorias (relaja las paredes arteriales).
Fuente: Europa Press
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