jueves, 16 de abril de 2020

El aceite de krill protege al organismo de las consecuencias del exceso de hierro

Los niveles altos de hierro se conocen en medicina con el nombre de hemocromatosis. La hemocromatosis primaria, se debe a un trastorno genético por el que aumenta la absorción de hierro, acumulándose en el corazón, páncreas e hígado. También puede ser secundaria a otras enfermedades como talasemia, trasfusiones repetidas o enfermedades inflamatorias hepáticas como la esteatosis hepática o hígado graso, hepatitis víricas crónicas o el consumo prolongado de alcohol.

La afectación hepática es lo más frecuente y puede provocar entre otras afecciones una cirrosis. El tratamiento convencional consiste en extraer sangre del paciente (flebotomía) y en administrar medicamentos quelantes del hierro.

El aceite de krill es un suplemento rico en unos ácidos grasos de la serie omega-3 llamados ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA). Estos ácidos grasos se encuentran tanto en el aceite de krill como en el aceite de pescado. La principal diferencia se encuentra en que, en el aceite de krill, se encuentran en forma de fosfolípidos y en el pescado en forma de triglicéridos, lo que hace que los procedentes del aceite de krill sean más biosdisponibles.

En este estudio, realizado con ratones, se investigó si el aceite de krill podía evitar el daño en el hígado y el bazo provocado por un exceso de hierro, valorándose la extensión de las lesiones hepática y esplénica mediante evaluaciones bioquímicas, histopatológicas e inmunohistoquímicas.

Lo resultados, indicaron que el aceite de krill mejoró de forma efectiva las lesiones microscópicas del hígado y el bazo. Además, disminuyó el aumento de los niveles de transaminasas séricas, fosfatasa alcalina, LDH, hierro y ferritina y también aumentó el nivel sérico de albúmina. Además, restableció el equilibrio entre oxidantes y antioxidantes en los tejidos hepático y esplénico. Por último, disminuyó los niveles de la hemo-oxigenasa 1 (HO-1), aumentó la producción de la proteína Nrf2 (proteína que controla el modo en que se expresan ciertos genes encargados de proteger la célula del daño que causan los radicales libres) y limitó la expresión de la metaloproteinasa de matriz 9 (MMP-9, una enzima encargada de degradar componentes de la matriz extracelular involucrada en procesos inflamatorios,).

Estos hallazgos sugieren que el aceite de krill puede ser un buen candidato para el tratamiento de la toxicidad inducida por una sobrecarga de hierro.

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