martes, 14 de enero de 2014

La inosina, un suplemento dietético podría ser beneficiosa para los enfermos de Parkinson

Un suplemento dietético común llamado inosina aumenta de forma segura los niveles de un antioxidante que se cree que ayuda a las personas que sufren de enfermedad de Parkinson, según  un nuevo estudio aunque de tamaño reducido.
 
Para que ejerza su efecto, la inosina se debe convertir en urato, un antioxidante, proceso que ocurre en nuestro organismo cuando se consume ésta, pero el urato tomado oralmente se descompone en el aparato digestivo.
 
"Unos niveles más altos de urato se asocian con un menor riesgo de contraer enfermedad de Parkinson, y en los pacientes de Parkinson, podría hacer que la enfermedad evolucionara mucho más lentamente", explicó el Dr. Andrew Feigin, neurólogo del Centro de Trastornos del Movimiento del Instituto de Neurociencias Cushing en Manhasset, Nueva York. Feigin no participó en el nuevo estudio.
 
El estudio incluyó a 75 personas que habían sido recién diagnosticadas con Parkinson y que tenían unos niveles bajos de urato. Los que recibieron dosis de inosina para elevar los niveles de urato mostraron un aumento en los niveles del antioxidante sin sufrir efectos secundarios graves, según el estudio, que aparece en la edición del 23 de diciembre de la revista "JAMA Neurology".
 
"Este estudio aportó una evidencia clara de que, en las personas con enfermedad de Parkinson inicial, el tratamiento con inosina puede elevar de forma segura los niveles de urato en la sangre y en el líquido cefalorraquídeo durante meses o años", aseguró en un comunicado de prensa del Hospital General de Massachusetts el investigador principal del estudio, el Dr. Michael Schwarzschild, neurólogo del hospital.
 
"Sabemos que el urato tiene propiedades neuroprotectoras en modelos animales", añadió Schwarzschild. Varios ensayos en humanos también han insinuado que podría ayudar a los pacientes de Parkinson, dijo, "así que los resultados positivos de este ensayo son muy alentadores".
 
Los hallazgos respaldan más investigación sobre la capacidad del urato de ralentizar el avance del Parkinson, y Schwarzschild y su equipo están diseñando un ensayo clínico en fase 3 de mayor tamaño.
 
"Aunque hay una evidencia considerable que respalda el potencial de esta terapia, la inosina todavía no es un tratamiento probado para el Parkinson", señaló. "Sabemos que un urato excesivamente alto puede conducir a piedras en los riñones, gota y posiblemente otros efectos negativos, por lo que es mejor intentar elevar el urato en ensayos clínicos cuidadosamente diseñados donde los riesgos se pueden reducir y equilibrarse contra los posibles beneficios".
 

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