lunes, 29 de octubre de 2012

Los probióticos en el embarazo y lactancia disminuyen el riesgo de dermatitis en los bebés

Investigadores del Turku University Central Hospital, en Finlandia, han publicado en el último número de la revista "Journal of Allergy and Clinical Immunology" que los bebés de madres con enfermedad alérgica y sensibilización atópica que tomaron probióticos durante el embarazo y la lactancia tuvieron menos probabilidades de padecer un eccema o erupción cutánea que provocara picor.
 
Este hecho, puede deberse a que los probióticos pueden influir en los bebés a través de las células inmunes que atraviesan la placenta y después se pasan a la leche materna, pero también por un mecanismo de circulación directa de estos probióticos desde el intestino materno a la leche materna para colonizar después el intestino del recién nacido.
 
Para el estudio, se seleccionaron a 241 mujeres embarazadas a las que se dividió en tres grupos. Dos de ellos tomaron una combinación distinta de probióticos: Lactobacillus rhamnosus LPR y Bifidobacterium longum BL999 o Lactobacillus paracasei ST11 y L. longum B BL999. El tercer grupo tomó un placebo. Todos ellos fueron administrados como un polvo mezclado con agua una vez al día, o un polvo de placebo libre de bacterias.
 
Las mujeres tomaron su mezcla de probióticos o placebo asignado durante los dos últimos meses del embarazo y los dos primeros meses de la lactancia materna. Los investigadores analizaron la salud de sus bebés durante dos años para ver cuantas erupciones desarrollaron.
 
Al final del estudio que completaron 205 niños, el 71 por ciento de los bebés en el grupo placebo habían tenido por lo menos una vez eccema, comparado con el 29 por ciento de los bebés cuyas madres tomaron cualquiera de las combinaciones de probióticos.
 
El eccema crónico se diagnosticó en un 26 por ciento de los niños tratados con placebo, en comparación con el 10 y 6 por ciento respectivamente en los dos grupos de probióticos.
 
Durante el estudio no se observó ningún tipo de reacción anómala o efecto secundario.
 
Sin embargo, a los dos años, no hubo diferencias en la sensibilidad de los niños para una variedad de alergenos, como la leche, el trigo, la soja y los perros y la caspa de gato, en función de si sus madres habían tomado o no los suplementos.
 

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