lunes, 9 de enero de 2012

Un mayor consumo de isoflavonas no protege del cáncer gástrico

Las sustancias similares al estrógeno que aporta la dieta rica en soja a veces están asociadas con una disminución del riesgo de desarrollar cáncer, pero un reciente estudio realizado en Japón sugiere que esa protección no tiene lugar cuando nos referimos al cáncer gástrico.

En un estudio para individualizar los efectos de las isoflavonas (o fitoestrógenos) y otros nutrientes de la soja, los autores no hallaron diferencia en el riesgo de desarrollar cáncer gástrico entre los que consumían mucha o poca cantidad de isoflavonas.

El equipo de Azusa Hara, del Centro Nacional de Oncología de Tokio, analizó datos de unas 85.000 personas residentes en Japón. Para ello estimaron la cantidad de isoflavonas que consumían a través de las respuestas a una encuesta realizada en los años 90. Posteriormente se realizó un control a finales del 2006 para determinar cuántos desarrollaron cáncer de estómago, obteniéndose una cifra de 1.250 participantes que desarrollaron la enfermedad, sin que hubiera diferencia de riesgo entre los que consumieron más y los que menos isoflavonas consumían.

Según el doctor Richard Peek, director de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Estados Unidos, el estrógeno protege del cáncer estomacal porque la enfermedad es mucho más común en los hombres, por lo menos hasta que las mujeres superan la menopausia. Y, según comentó Peek, existen ensayos en ratones que también lo habían sugerido.

Sin embargo, este estudio japonés identificó un mayor riesgo de desarrollar el cáncer en usuarias de la terapia hormonal que más alimentos con isoflavonas consumían que en las que menos los ingerían. Este efecto parece deberse a que las usuarias de terapia hormonal eran más propensas a fumar, beber y tener antecedentes familiares de cáncer estomacal, lo que también podría explicar la asociación observada.

El equipo escribe en American Journal of Clinical Nutrition que las limitaciones del estudio incluyen el uso de un cuestionario y no haber podido determinar si los participantes estaban infectados por la bacteria Helicobacter pylori, lo que también está asociado con un aumento del riesgo de desarrollar cáncer estomacal.

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