
El estudio se acaba de publicar on line, pero no aparecerá en la edición impresa de la revista "Menopause" hasta marzo de 2013, y en él, se analizaron los datos de un estudio a nivel nacional que realizó un seguimiento a más de 3302 mujeres que empezaban a notar los cambios asociados con la menopausia o que no habían empezado todavía a sentir los síntomas. Sus edades, al inicio del estudio, estaban comprendidas entre los 42 y los 52 años.
Las participantes respondieron a las preguntas de encuestas detalladas sobre sus hábitos dietéticos y el consumo de fibra antes de participar en el estudio, y tras un seguimiento a los 5 y a los 9 años del inicio del estudio. Los investigadores se interesaron en la fibra porque se cree que aumenta el efecto del estrógeno. Otras moléculas que se evaluaron, fueron el cumestrol y los lignanos que actúan también como fitoestrógenos y que están en la dieta precedentes de otras fuentes vegetales. También se preguntó a las mujeres cada año acerca de los síntomas de la menopausia, incluidos los sofocos y los sudores nocturnos.
El estudio no halló una correlación significativa entre el consumo de fitoestrógenos o de fibra y el inicio de los síntomas menopáusicos en las mujeres que todavía no habían llegado a la menopausia cuando empezó el estudio.
Otros estudios se habían centrado en la soja de la dieta y los síntomas de la menopausia, pero este estudio contó con más mujeres y realizó un seguimiento durante un periodo mayor de tiempo que esos otros. El estudio también incluyó personas que representan un abanico más amplio de grupos raciales y étnicos, con mujeres negras, hispanas, chinas y japonesas.
Aunque las mujeres asiáticas tienden a informar de un menor número de síntomas vasomotores que otras mujeres, la dieta típica oriental, considerada rica en fitoestrógenos, no parece que esté relacionada con la existencia de menos sofocos y sudores nocturnos.
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