Más de 5 millones de estadounidenses padecen de deterioro mental, o demencia, y los hispanos tienen más alto riesgo. No se ha encontrado cura para la enfermedad de Alzheimer, forma más común de la demencia, que actualmente es la séptima causa de muerte en los EE.UU.
Uno de los estudios, presentado en la conferencia internacional sobre enfermedad de Alzheimer en Hawái, dio seguimiento a personas de la ciudad de Framingham, Massachusetts. Desde 1948, observó la salud cardiovascular de los participantes y ahora también evaluó su salud cognitiva.
Los niveles de actividad de 1,200 participantes fueron evaluados entre 1986 y 1987. Durante dos décadas de seguimiento, 242 de los participantes desarrollaron demencia, lo que incluyó 193 casos de alzhéimer.
Los que hacían cantidades entre moderadas y altas de ejercicio tenían alrededor de 40 por ciento menos riesgo de desarrollar cualquier tipo de demencia. Las personas que presentaban los niveles más bajos de actividad física eran 45 por ciento más propensas a desarrollar cualquier tipo de demencia que las que hacían la mayor cantidad de ejercicio. Dichas tendencias fueron más potentes entre los hombres.
"Este es el primer estudio en seguir a un gran grupo de individuos durante tanto tiempo. Sugiere que la reducción del riesgo de demencia podría ser un beneficio adicional de mantener una actividad física al menos moderada, incluso en la octava década de vida", aseguró en un comunicado de prensa de la Alzheimer's Association el autor del estudio, el Dr. Zaldy Tan, del Hospital Brigham y de Mujeres, la VA de Boston y la Facultad de medicina de la Harvard.
El segundo estudio encontró una relación entre la deficiencia de vitamina D y un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia a finales de la vida.
Investigadores del Reino Unido analizaron datos de 3,325 personas a partir de los 65 años, que participaron en el tercer Examen nacional de encuesta de salud y nutrición de EE. UU. Los niveles de vitamina D de los participantes se midieron a partir de muestras de sangre, y se compararon con su rendimiento en una medida de función cognitiva que incluye pruebas de memoria, orientación en el tiempo y el espacio, y la capacidad de sostener la atención. Los que puntuaron en el diez por ciento inferior fueron clasificados como discapacitados cognitivos.
El estudio encontró que el riesgo de deterioro cognitivo era 42 por ciento superior entre las personas que tenían deficiencia de vitamina D, y 394 por ciento más alto entre los que tenían deficiencia grave de la vitamina.
"Parece que las probabilidades de deterioro cognitivo aumentan con la disminución de los niveles de vitamina D, algo consistente con los hallazgos de estudios europeos anteriores. Dado que tanto la deficiencia de vitamina D como la demencia son comunes en todo el mundo, se trata de una importante preocupación de salud pública", aseguró en el comunicado de prensa el autor del estudio David Llewellyn, de la Facultad de medicina de la Universidad de la Península de Exeter.
La piel produce vitamina D de forma natural cuando se expone a la luz del sol. Sin embargo, la mayoría de los adultos mayores de Estados Unidos tienen niveles insuficientes de vitamina D porque la piel se hace menos eficaz en la producción de la vitamina a medida que las personas envejecen, y hay luz solar limitada durante gran parte del año.
"Los complementos de vitamina D han resultado una forma segura, barata y eficaz de tratar la deficiencia", aseguró Llewellyn. "Sin embargo, pocos alimentos contienen vitamina D, y actualmente los niveles de complementación son inadecuados en EE. UU. Se necesita más investigación con urgencia para establecer si los complementos de vitamina D tienen un potencial terapéutico para la demencia".
Investigaciones anteriores han apuntado a una variedad de factores que podrían estar asociados con el declive cognitivo del alzhéimer, sobre todo factores de riesgo cardiovascular, apuntó William Thies, director médico y científico de la Alzheimer’s Association.
Añadió que "la Alzheimer's Association y otros han hecho repetidas llamadas por estudios de investigación a más largo plazo y de mayor tamaño para clarificar el papel de estos factores en la salud del cerebro que envejece".
Estos nuevos estudios "son algunos de los primeros informes de este tipo en el alzhéimer, y es esperanzador, pero no se trata de evidencia definitiva", señaló Thies en el comunicado de prensa.
Añadió que "la Alzheimer's Association y otros han hecho repetidas llamadas por estudios de investigación a más largo plazo y de mayor tamaño para clarificar el papel de estos factores en la salud del cerebro que envejece".
Estos nuevos estudios "son algunos de los primeros informes de este tipo en el alzhéimer, y es esperanzador, pero no se trata de evidencia definitiva", señaló Thies en el comunicado de prensa.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
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