Un déficit de ácidos grasos omega 3 en la dieta durante la infancia puede derivar en una peor evolución visual y cognitiva durante la edad adulta, según destacan los expertos reunidos en el 59º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que se celebra estos días en Gran Canaria.
"La hipótesis en la que se trabaja es detectar qué nutrientes constituyen una herramienta terapéutica útil para prevenir los problemas mentales o por lo menos adquirir una salud mental más adecuada", afirma el presidente del comité científico del encuentro, el doctor Pablo Sanjurjo. En este sentido, las investigaciones que se han presentado apuntan a los ácidos grasos omega 3 como un elemento "muy relacionado" con la salud mental tanto del niño como del adulto, apunta.
El organismo fabrica de forma endógena esta sustancias (sobre todo los ácidos grasos omega 3) pero en cantidades pequeñas "y parece ser que tampoco se consumen en las porciones aconsejadas a través de la alimentación actual de los países desarrollados", comenta este experto. De hecho, en un estudio reciente se ha podido observar que un tercio de las gestantes no llegan, por ejemplo, a tomar los ácidos grasos omega 3 de acuerdo con los valores recomendados: entre 200 y 259 miligramos por día.
Además de las mujeres embarazadas, los especialistas señalan como grupo de riesgo a las lactantes, "donde se deben extremar y garantizar el consumo de estas sustancias ya que coinciden con el momento de desarrollo neurocognitivo", dice Sanjurjo. En este sentido, "es fundamental --asevera-- recomendar a las mujeres embarazadas el consumo de pescado azul rico en ácidos grados omega 3 y, a los bebes que no reciben leche materna, el complementar la lactancia artificial con suplementos que incorporen hierro y zinc".
"Compuestos como el hierro, el zinc, el ácido fólico, los nucleótidos o los oligosacáridos también participan en el neurodesarrollo del niño, pero, en cualquier caso, los ácidos grasos omega 3 de larga cadena son imprescindibles porque el cerebro se nutre de los mismos, los necesita, ya que forman parte de la masa cerebral", asegura Sanjurjo.
A este respecto, y a nivel más "especulativo", varios estudios están asociando la falta de ácidos grasos omega 3 al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la depresión, el trastorno bipolar o esquizofrenia y Alzheimer, "aunque los resultados son todavía preliminares", explica. "No obstante, --puntualiza este especialista-- no sería la causa directa de estas enfermedades pero si podría influir en la aparición de las mismas".
"La hipótesis en la que se trabaja es detectar qué nutrientes constituyen una herramienta terapéutica útil para prevenir los problemas mentales o por lo menos adquirir una salud mental más adecuada", afirma el presidente del comité científico del encuentro, el doctor Pablo Sanjurjo. En este sentido, las investigaciones que se han presentado apuntan a los ácidos grasos omega 3 como un elemento "muy relacionado" con la salud mental tanto del niño como del adulto, apunta.
El organismo fabrica de forma endógena esta sustancias (sobre todo los ácidos grasos omega 3) pero en cantidades pequeñas "y parece ser que tampoco se consumen en las porciones aconsejadas a través de la alimentación actual de los países desarrollados", comenta este experto. De hecho, en un estudio reciente se ha podido observar que un tercio de las gestantes no llegan, por ejemplo, a tomar los ácidos grasos omega 3 de acuerdo con los valores recomendados: entre 200 y 259 miligramos por día.
Además de las mujeres embarazadas, los especialistas señalan como grupo de riesgo a las lactantes, "donde se deben extremar y garantizar el consumo de estas sustancias ya que coinciden con el momento de desarrollo neurocognitivo", dice Sanjurjo. En este sentido, "es fundamental --asevera-- recomendar a las mujeres embarazadas el consumo de pescado azul rico en ácidos grados omega 3 y, a los bebes que no reciben leche materna, el complementar la lactancia artificial con suplementos que incorporen hierro y zinc".
"Compuestos como el hierro, el zinc, el ácido fólico, los nucleótidos o los oligosacáridos también participan en el neurodesarrollo del niño, pero, en cualquier caso, los ácidos grasos omega 3 de larga cadena son imprescindibles porque el cerebro se nutre de los mismos, los necesita, ya que forman parte de la masa cerebral", asegura Sanjurjo.
A este respecto, y a nivel más "especulativo", varios estudios están asociando la falta de ácidos grasos omega 3 al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la depresión, el trastorno bipolar o esquizofrenia y Alzheimer, "aunque los resultados son todavía preliminares", explica. "No obstante, --puntualiza este especialista-- no sería la causa directa de estas enfermedades pero si podría influir en la aparición de las mismas".
Fuente: Europa Press
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