Según un arículo publicado en la edición digital de la revista "Nature Neuroscience", realizado por el Instituto de Neurobiología Mediterráneo del Instituto Nacional de la Sanidad y la Investigación Médica (INSERM) de Marsella y la Universidad de Bordeaux, las carencias dietéticas en ácidos grasos omega-3, podrían afectar la estabilidad emocional observándose que en ratones, las dietas pobres en este tipo de ácidos grasos omega-3 a largo plazo, afectan a la plasticidad en regiones cerebrales específicas y a la conducta emocional.
El estudio del tejido cerebral de estos ratones deficientes en omega-3 reveló cambios específicamente en dos regiones del cerebro, la corteza prefrontal prelímbica y el núcleo accumbens, que se encuentran implicadas en la conducta emocional y el estado de ánimo.
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