La utilización de sustancias minerales en la terapéutica ha sido siempre una práctica habitual a lo largo de la historia de la humanidad. Se han encontrado referencias a estas virtudes de determinados minerales y de determinadas piedras en documentos tan antiguos como el Papiro de Eberth de la cultura egipcia, el Código de Hammurabi, de la cultura asiria, en escritos hindúes o en tratados de la antigua China, haciéndose referencia en todos ellos a las virtudes terapéuticas de numerosas piedras como el alumbre que se utilizaba para tratar afecciones pulmonares y del intestino grueso; la hematites utilizado como tónico sanguíneo; la arcilla roja, en diarreas y disentería, etc.
Para explicar y justificar la acción de estos minerales y de estas piedras, a lo largo de la historia, han ido apareciendo numerosas teorías como la de las formas en plena edad media, en la que se atribuían las acciones de las piedras y de las plantas a su similitud en cuanto a forma o color con el órgano sobre el que ejercen su acción y así se entendía como la celidonia cuya savia es de color amarillo-verdoso tenía actividad en las enfermedades hepatobiliares, el rubí por su color rojo en las enfermedades cardiocirculatorias o la esmeralda por su color verde en enfermedades hepáticas. También la astrología estableció una relación de los minerales con los astros y así la plata al relacionarse con la luna, servía para tratar a los “lunáticos” o el oro que se relacionaba con el sol para las enfermedades cardiovasculares. Los alquimistas y los seguidores de la corriente antroposófica también defendieron con distintos argumentos el empleo de minerales para elaborar remedios para las distintas dolencias. La Medicina China también aportó nuevos conceptos como los del Yin y el Yang, o la ley de los cinco elementos y establecía que las rocas de origen magmático, se relacionaban con el elemento fuego y por tanto eran útiles para tratar enfermedades del corazón, las rocas de origen sedimentario con el elemento agua y por tanto en enfermedades del riñón y piel o las de origen metamórfico con los elementos tierra y madera empleándose en enfermedades del bazo, músculos, hígado y huesos.
Hoy en día, gracias a la bioquímica, podemos entender de una forma clara, qué acciones tienen estos minerales y cual es su participación en el metabolismo humano, y se ha podido validar científicamente el empleo de los minerales en la terapéutica, que como hemos visto se vienen empleando desde antaño.
Los minerales son elementos químicos inorgánicos imprescindibles para el normal funcionamiento metabólico, pues en ningún caso pueden ser sintetizados por el organismo, es decir, son nutrientes esenciales. Todos ellos proceden de la tierra, y los incorporamos a nuestro organismo a través de los vegetales que consumimos o de los animales que consumen estas plantas u otros animales. El agua circula entre los distintos compartimentos corporales llevando electrolitos, que son partículas minerales en solución. Tanto los cambios internos como el equilibrio acuoso dependen de su concentración y distribución.
Existen minerales de los que nuestro organismo necesita unas mayores cantidades que de otros, y así están por encima de los 100 mg por día, minerales como el sodio, potasio, calcio, cloro, fósforo, magnesio y azufre. La terapia conocida como sales de Shüssler o Sales bioquímicas, se basa en el empleo de estos minerales en forma de sales (12 en total) con la particularidad de que su método de preparación es homeopático, presentándose a la 6 DH. De otros minerales, por el contrario se necesitan cantidades muy pequeñas a veces del orden e los microgramos, como el cobre, yodo, hierro, manganeso, cromo, cobalto, zinc y selenio, por los que se los conoce como oligoelementos (oligo en griego significa poco, escaso). En el empleo de estos minerales con fines catalíticos (para favorecer ciertas reacciones enzimáticas) y para corregir ciertas enfermedades y tendencias patológicas (diátesis), se basa la Oligoterapia.
Aunque no se conoce con exactitud el papel de todos ellos en el organismo, de algunos se sabe que intervienen en las siguientes funciones:
- Función plástica: como el calcio, fósforo, fluor y magnesio que dan consistencia al esqueleto.
- Función reguladora: como el yodo que forma parte de las hormonas tiroideas.
- Función de transporte: como el sodio y potasio que intervienen en el transporte a través de la membrana.
Principales minerales y acciones:
- Calcio: necesario para unos huesos y dientes sanos, conducción nerviosa, contracción muscular, coagulación sanguínea, producción de energía e inmunidad a las enfermedades. Se encuentra en productos lácteos, verdura de hoja verde, salmón, sardina y tofu.
- Cloro: Mantiene el equilibrio hídrico y electrolítico del organismo, y forma parte de los jugos gástricos. Se encuentra en sal de mesa.
- Magnesio: Interviene en todos los procesos biológicos importantes, uso de glucosa en el organismo, síntesis de ácidos nucleicos y proteínas, y energía celular. Lo encontramos en carne, pescado, verduras verdes y productos lácteos.
- Fósforo: Mantiene unos huesos y dientes fuertes, la secreción normal de la leche materna, la formación del tejido muscular y el metabolismo celular. Se encuentra en productos lácteos, pescado, carne, aves de corral, verduras, legumbres y huevos.
- Potasio: Interviene en muchos procesos biológicos importantes, regula el balance de agua en el organismo, contracción muscular, impulsos nerviosos, síntesis de ácidos nucleicos y proteínas, y producción de energía. Se encuentra en verduras, legumbres y frutas frescas.
- Sodio: Necesario para el equilibrio hídrico en los tejidos. Se encuentra en la sal de mesa y sodio añadido a los alimentos por el fabricante.
- Azufre: Imprescindible para la síntesis de aminoácidos que contienen azufre, como la cisteína y metionina, participa en la síntesis del colágeno e interviene en el metabolismo de los lípidos y de los hidratos de carbono. Se encuentra en cebollas, ajo, huevos, carne y productos lácteos.
- Yodo: Forma parte de las hormonas tiroideas; previene el bocio y el mixedema infantil. Interviene en el crecimiento mental y físico, el funcionamiento del tejido nervioso y muscular, el sistema circulatorio y el metabolismo de otros nutrientes .Se encuentra en la sal yodada, pescados, mariscos y algas.
- Hierro: Forma parte de la hemoglobina, que transporta el oxígeno a los tejidos y los músculos del cuerpo. Es necesario para producir energía, favorece la integridad del sistema inmunitario y previene de la anemia ferropénica. Se encuentra en carnes, pescados, aves, moluscos de concha como los berberechos, lentejas, alubias y levadura de cerveza.
- Magnesio: Ayuda a mantener el funcionamiento normal de los músculos y los nervios, mantiene la regularidad de los latidos del corazón, mantiene los huesos fuertes y ayuda a que el cuerpo produzca energía. Se encuentra en carnes, mariscos, leche, queso, yogur, vegetales de hojas verdes, salvado de trigo, cereales y frutos secos.
- Fósforo: Necesario para mantener unos huesos sanos. Ayuda al organismo a producir energía. Se encuentra en leche, queso, yogur, guisantes, carne, pescado, huevos, algunos cereales y panes.
- Zinc: Refuerza el sistema inmunitario, es necesario para la curación de las heridas y la reparación tisular, mantiene la sensación del gusto y el olfato, favorece la digestión, propicia la reproducción, crecimiento y desarrollo normal. Se encuentra en: carnes rojas, hígado, ostras, ciertos mariscos, productos lácteos, huevos, legumbres, frutos secos, granos enteros y cereales fortificados.
- Cobre: Participa en la formación de la hemoglobina, y es fundamental para el desarrollo y mantenimiento de huesos, tendones, tejido conectivo y el sistema vascular. Se encuentra en las vísceras, carnes, cereales integrales, frutas secas y legumbres.
- Manganeso: es necesario para el crecimiento de los recién nacidos, esta relacionado con la formación de los huesos, el desarrollo de tejidos y la coagulación de la sangre, con las funciones de la insulina, la síntesis del colesterol y como activador de varias enzimas, como la superóxido dismutasa. Se encuentra en frutas secas, granos integrales, las semillas de girasol y de sésamo, la yema de huevo, legumbres y verduras de hojas verdes.
- Cromo: Participa en el metabolismo del azúcar por tanto para la utilización normal de la glucosa y para el crecimiento. Su actividad se lleva a cabo conjuntamente con otras sustancias que controlan el metabolismo de la insulina y de varias enzimas, con la formación de ácidos grasos, colesterol y con el material genético de las células. Se encuentra en carnes y vísceras, en la levadura de cerveza y en los cereales integrales.
- Cobalto: Es un componente esencial de la vitamina B12 o cobalamina. Se encuentra en carne, huevos y lácteos.
- Selenio: Tiene capacidad antioxidante y su acción se relaciona con la vitamina E. Se encuentra en alimentos de carnes, pescados, crustáceos, moluscos, vísceras, vegetales y cereales integrales.
Los minerales no deben ser administrados sin razones que los justifiquen, dado que muchos de ellos pueden ser tóxicos cuando se sobrepasan ciertas cantidades. El cumplimiento de una dieta alimenticia sana y equilibrada, especialmente rica en frutas, verduras y cereales integrales, aporta las cantidades requeridas de estos nutrientes, aunque en determinadas situaciones puede ser necesaria un suplemento como ocurre en algunas enfermedades como hipotiroidismos, anemias o diabetes y en ciertos momentos fisiológicos, como puede ser un embarazo o la menopausia.
2 comentarios:
Qué significa ¿Material de residuo en el marco cólico?
Aunque lo que preguntas no tiene nada que ver con este artículo, te lo explico.
Ese término se suele emplear en los informes de las colonoscopias para indicar que hay presencia de heces en el colon que dificultan la correcta exploración
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