jueves, 14 de julio de 2016

Una molécula presente en la granada, nueces y bayas demuestra un poderoso efecto antienvejecimiento

Y aunque parezca sorprendente el titular, esa es la conclusión que se desprende de una investigación realizada por un equipo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) y publicado en la revista "Nature Medicine".

La molécula en cuestión es la urolitina A, que realmente no está presente en la granada, ya que lo que posee ésta maravillosa fruta son unos precursores los elagitaninos, un tipo de tanino que es transformado por acción de la flora bacteriana intestinal en urolitina A.

En el proceso de envejecimiento, se produce una disminución del número y actividad de las mitocondrias, unos órganos intracelulares que se encargan de dar energía a la célula. Si se pudiera renovar las mitocondrias dañadas o envejecidas por otras más jovenes y funcionales, se revertiría o paralizaría el proceso de envejecimiento. Este proceso denominado mitofagia, es precisamente lo que es capaz de hacer la urolitina A.

Si ésto es así, podríamos evitar la sarcopenia que es la pérdida progresiva de masa muscular que tiene lugar como consecuencia del envejecimiento y también del sedentarismo.

Sin embargo, nos enfrentamos a dos problemas. El primero es que estos efectos sobre las mitocondrias se han demostrado en modelos animales, concretamente en un gusano (Caenorhabditis elegans) y en ratas, aunque los investigadores ven muy difícil que no se reproduzcan los efectos en humanos, pero es ahora cuando se han iniciado los ensayos con voluntarios. El segundo es que no todos producimos esa molécula llamada urolitina A de la misma forma, y posiblemente en esto intervenga el estado de nuestra flora bacteriana intestinal.

Aún así y aunque haya que esperar para que se confirme, una muy buena noticia para un envejecimiento saludable de que nos ofrece nuestra madre Naturaleza.

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