El ajo (Allium sativum L.) además de
su valor como ingrediente culinario, está considerado un componente importante
dentro de la medicina naturista desde hace siglos. Durante miles de años, el
ajo se ha utilizado como medicamento para resfriados comunes, gripe y otros
tipos de infecciones. Estudios farmacológicos más recientes indican que el
aceite esencial de ajo es una fuente excepcional de compuestos
organosulfurados, que poseen unas importantes propiedades antioxidantes,
antibacterianas, antifúngicas, anticancerígenas y antimicrobianas. También se
ha demostrado que el aceite podría emplearse en casos de hipoglucemias, hipertensión,
terapia antitrombótica y como inmunomodulador y prebiótico. Además, posee otro compuesto azufrado
llamado alicina que se encuentra en el aceite esencial.
Ante la pandemia que se está sufriendo
por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2/COVID-19), existe una demanda también
creciente de recursos naturales y seguros que puedan prevenir esta infección y
son numerosos los estudios que están en la actualidad en marcha, uno de los
cuales se ha realizado con el aceite esencial de ajo.
Para que el virus nos produzca una
infección, necesita que por un lado se acople a la membrana de las células y
pueda entrar en su interior y que una vez haya penetrado se multiplique dando
lugar a nuevas copias virales.
En este proceso intervienen dos
proteínas fundamentales como son la ACE2 y la 3CL (Mpro). La ACE2 es una
proteína presente en la superficie de muchas células de nuestro organismo
especialmente en los vasos sanguíneos, el corazón y el aparato respiratorio. El virus posee otra proteína en su superficie que
encaja como una llave en su cerradura en la ACE2 de la célula, con lo
que se permite el paso del virus al interior de la célula, donde el ARN vírico se
confunde con material genético propio, provocando que esa nueva información del
ARN reproduzca proteínas virales como si se tratasen de proteínas humanas. En cuestión de horas se fabrican millones de copias de
ARN viral que se van multiplicando hasta romper la membrana celular y poder así infectar otras
nuevas células. Para que el ARN viral se multiplique, se necesitan otras
proteínas que actúan como enzimas llamadas proteasas, y es aquí donde actúan
fármacos antivirales que se emplean en el tratamiento del VIH o de la hepatitis
C. La principal proteasa es precisamente la 3CL, cuya estructura acaba de ser liberada
por el banco de datos de proteínas para desarrollar nuevos fármacos con el
código PDB 6LU7.
La aplicación de
métodos en los que se emplean modelos de moléculas permite a los investigadores
evaluar la actividad antiviral.
Diecisiete compuestos
organosulfurados, que representan el 99.4% del contenido del aceite esencial de
ajo empleado, demostraron una intensa interacción con los aminoácidos de la
proteína ACE2 y de la proteasa principal del SARS-CoV-2, la 6LU7. La actividad
anticoronavirus más potente, la expresaron el disulfuro de alilo y trisulfuro de
alilo, que son los principales compuestos presentes en el aceite esencial de
ajo (51,3%). Los resultados de acoplamiento indican también una acción sinérgica
de estas 17 sustancias, en la inhibición de las dos proteínas (ACE2 y PDB 6LU7),
por lo que los resultados sugieren que el aceite esencial de ajo puede ser un
valioso antivírico natural, que puede contribuir a prevenir la invasión del coronavirus
en el humano.
El conocimiento de la estructura
tridimensional de la principal proteasa del coronavirus, ha facilitado también
nuevos estudios con otras biomoléculas como son nigellidina, quercetina,
luteolina-7-glucósido, demetoxicurcumina, naringenina, apigenina-7-glucósido,
oleuropeína, curcumina, galato de epicatequina , zingerol o gingerol.
Referencias bibliográficas:
- https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acsomega.0c00772
- https://www.preprints.org/manuscript/202003.0226/v1
- https://chemrxiv.org/articles/Identification_of_Compounds_from_Nigella_Sativa_as_New_Potential_Inhibitors_of_2019_Novel_Coronasvirus_Covid-19_Molecular_Docking_Study_/12055716
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