lunes, 25 de noviembre de 2019

TRATAMIENTOS NATURALES EN LA ARTROSIS

La artrosis es aquella enfermedad en la que se produce una degeneración lenta y progresiva de nuestras articulaciones, afectándose fundamentalmente el cartílago que la recubre, pero produciéndose también cambios en la cápsula articular y en el hueso adyacente, con aparición de pequeños crecimientos de picos óseos u osteofitos. En definitiva se trata de un desgaste de nuestras articulaciones. Como consecuencia de estos cambios se originan sus principales síntomas: una pérdida progresiva de la funcionalidad de la articulación, acompañada de dolor de intensidad variable.

Es la más común de las enfermedades articulares y la causa más común de dolor crónico, teniendo éste una prevalencia en la población española del 11%. El envejecimiento del organismo se asocia de forma importante con la presencia de esta patología, ya que suele afectar más a personas en la quinta o sexta década de la vida, siendo prácticamente universal en todos los ancianos.

Las principales articulaciones afectadas son rodillas, dedos, caderas y columna. La rodilla es la articulación que con más frecuencia se afecta, por sexos hay un ligero predominio de la artrosis de cadera en hombres y de rodilla y manos en mujeres.

Sus condicionantes más importantes son la edad superior a 50 años, el sexo femenino, la obesidad, la ejecución de trabajos o deportes de gran impacto, (sobreuso y sobrecarga articular), las alteraciones de la alineación de la espalda o piernas y otras enfermedades (infecciones, hemofilia, etc.).

            Clínicamente se caracteriza por un dolor que aparece al iniciar la movilización de la articulación afectada y que mejora paulatinamente conforme se moviliza ésta. Es típico en la artrosis oír en la consulta pacientes que refieren como al levantarse de la cama o de un sillón, están "entumecidos", y les cuesta moverse y conforme van pasando el dolor desaparece y lo refieren como si se hubieran "engrasado los huesos". A medida que la enfermedad progresa, disminuye la movilidad de la articulación, aparecen contracturas en flexión, dolor a la presión y crujidos o sensación rechinante.

El diagnóstico, además de clínico y exploratorio, se apoya en la realización de radiografías en las que se pueden observar los cambios típicos de la artrosis.

Cuando un paciente acude a una de nuestras consultas con el diagnóstico de artrosis, fundamentalmente lo que nos está pidiendo es que le suprimamos o al menos minimicemos el dolor y es este síntoma hacia donde clásicamente se han dirigido los tratamientos clásicos para esta patología, es decir, en el empleo de analgésicos y antiinflamatorios que aunque desde luego estos nunca curan, sí alivian esta patología tan incapacitante.

Debemos también recordar que en los casos leves, el tratamiento se basa en la educación del paciente y en medidas no farmacológicas, como la terapia ocupacional. Además, son siempre importantes medidas como el descenso de peso con un programa dietético adecuado y el fortalecimiento muscular mediante la realización de ejercicios, que a pesar de ser sencillas y no implicar ningún coste, presentan dificultades por la falta de adherencia a estos programas por parte del paciente, y otras por la poca implicación de los profesionales de la salud. En los casos de sintomatología grave y progresiva puede requerirse tratamiento quirúrgico.

En los últimos años han aparecido nuevos fármacos con acción condroprotectora o condromoduladora, la mayor parte de ellas de origen natural, que atendiendo a su mecanismo de actuación forman parte de los SYSADOA (Symptomatic Slow Acting Drugs for Osteoarthritis) o fármacos modificadores de síntomas de acción lenta para la artrosis que han demostrado ser efectivos en ensayos in vitro, existiendo una evidencia clínica de que ralentizan la evolución de la enfermedad, pues favorecen los fenómenos de anabolismo (formación de cartílago) y frenan los procesos catabólicos (destrucción) en el condrocito, la célula responsable del metabolismo en el cartílago, traduciéndose en los estudios clínicos realizados ser eficaces en el control del dolor y en la mejora de la función articular. Tienen como características su simplicidad, no interacción con otros medicamentos, reducción del dolor, mejora de la movilidad y ausencia de efectos secundarios, lo que los convierte en unos aliados perfectos para combatir la artrosis.

Existen dos grupos de tratamientos naturales en el abordaje de la artrosis:

-          Sustancias con acción analgésica-antiinflamatoria: entre ellas tenemos el harpagofito, sauce, ulmaria, capsicum,…
-          Sustancias modificadoras de la evolución de la enfermedad: Con dos subgrupos:
o   Precursores de la matriz cartilaginosa, entre los que están el sulfato de glucosamina, el condroitín sulfato, ácido hialurónico, cartílago de tiburón, colágeno,…
o   Moduladores de las citocinas, entre las que podemos incluir la diacereína y las fracciones insaponificables de soja y de aguacate.

Glucosamina: Es una glucoproteína, empleada como sustrato para la producción de condroitinsulfato y ácido hialurónico que mantienen el armazón de la matriz extracelular y de los tejidos conectivos. Este componente intercelular es el principal responsable de la función mecánica del cartílago, de la elasticidad y la resistencia del cartílago articular. Presenta un inicio de acción analgésica lento, con mejoría de la función tras 2-3 semanas de tratamiento, que persiste durante 2 a 6 meses tras cesar en su administración (efecto remanente). Estudios de elevada calidad avalan el retraso radiológico de la enfermedad y un buen perfil de seguridad.

Condroitin sulfato: Tiene una eficacia sobre los síntomas similar a la de los antiinflamatorios no esteroideos, que empieza de forma gradual pero se prolonga durante más tiempo incluso después de la supresión del tratamiento. Produce una disminución los síntomas de la enfermedad artrósica, como son el dolor y la impotencia funcional, mejorando el movimiento de las articulaciones afectadas, con un efecto que perdura 2 o 3 meses.

Cartílago de tiburón: Presenta un efecto antiinflamatorio débil, en contraposición con el analgésico que es potente. Tiene una acción inhibidora de la angiogénesis, e inhibidora de las metaloproteasas y aporta elementos plásticos necesarios para la reparación del cartílago como los glucosaminoglicanos, colágeno, condroitina, etc.,

Ácido hialurónico: Es el principal componente del líquido sinovial. Da consistencia viscosa y lubricante al líquido sinovial, contribuyendo así a la homeostasis articular.

Hidrolizado de colágeno (o de gelatina): Indispensable en todos los casos en que sea necesario contribuir al mantenimiento de los tejidos cartilaginosos o estimular su formación. La gelatina es un producto obtenido de la disolución o fraccionamiento de las fibras de colágeno. A las dosis recomendadas y durante dos meses mejora las alteraciones de los pacientes con artrosis en fase inicial y la motricidad en personas con artrosis crónica.

Fracción insaponificable del aceite de soja y de aguacate (ASU): Los ensayos clínicos han mostrado una reducción de los procesos destructivos del cartílago (efecto anticatabólico), un aumento de los procesos reparadores (anabólico)y un efecto antiinflamatorio, al actuar sobre mediadores de la inflamación. Actúa sobre los componentes más importantes del cartílago, el colágeno que proporciona la estructura, promoviendo la síntesis de los cinco tipos de colágeno presentes en el cartílago sano en las porporciones adecuadas, y los proteoglicanos que confieren al cartílago sus características de absorción de los choques. Todo ello se traduce en una disminución del dolor, la inflamación y la necesidad de consumir analgésicos y antiinflamatorios en la mayoría de las personas que lo utilizan, con las ventajas de la total ausencia de efectos secundarios y ser vegetal.

Antioxidantes: Los radicales libres de oxígeno, pueden mediar o aumentar el daño tisular en la articulación artrósica por varios mecanismos. El consumo de antioxidantes, especialmente de vitamina C, betacarotenos y vitamina E, protegen contra la progresión de la artrosis, aunque no tienen efecto sobre su incidencia. Así, la vitamina C a dosis de 150 mg, favorece la síntesis de colágeno tipo II, disminuye el dolor y reduce el riesgo de pérdida de cartílago y progresión de la enfermedad.

Glicina: El suplemento con este aminoácido ha demostrado una sensible mejoría de la sintomatología artrósica administrada en dosis de 10 gramos diarios repartidos en dos tomas en un plazo de tiempo entre dos semanas y cuatro meses.

SAM: Existen estudios que demuestran que la SAM (S-adenosilmetionina) alivia los síntomas de la artrosis, siendo tan efectiva como el naproxeno o como el celecoxib, aunque estos funcionan más rápidamente, ya que la SAM, muestra esa igualdad de acción a las 4 semanas. No hay evidencia significativa de que la SAM reduzca el avance de la enfermedad.

Fracción lipídica del mejillón de labio verde (Perna canaliculus): En su composición encontramos esteroles y ácidos grasos saturados, monoinsaturados y poliinsaturados de la serie omega-3 que disminuyen la inflamación.

Harpagofito (Harpagophytum procumbens) o garra del diablo –raíz-. El efecto global del harpagofito no puede ser atribuido a ningún principio activo aislado sino más bien al conjunto de la acción global de la mayoría de ellos, ya que suelen ser más efectivos los extractos totales de la planta que sus principios activos aislados y su efecto se traduce en un importante efecto analgésico/antiinflamatorio.

Sauce (Salix alba, -corteza-: El principal componente del sauce es la salicina, con propiedades analgésicas, antiinflamatorias, antipiréticas y antiagregante plaquetario.

Ulmaria (Filipendula ulmaria o Spirae ulmaria -sumidad florida-: Tiene propiedades antiinflamatoria, analgésica, antiespasmódica, febrífuga, antiagregante plaquetario, diurética, favorecedora de la eliminación de urea y ácido úrico, y antilitiasica.

Agentes tópicos:

-          La capsaicina es un componente natural de la cayena, guindilla y otros pimientos picantes que reduce de forma selectiva y reversible las reservas de la sustancia P en las terminaciones centrales y periféricas de las fibras tipo C responsables de la transmisión de los estímulos dolorosos y pruríticos. Ha demostrado también eficacia en otros síndromes dolorosos, como la neuropatía diabética, las neuralgias postherpéticas o los dolores postmastectomía. También se utiliza en otras patologías no dolorosas como la psoriasis o la rinitis alérgica.

-          El árnica por vía tópica, ha sido utilizada tanto en el alivio sintomático de la artrosis como en las contusiones, tendinitis y esguinces. Su mecanismo de acción, parece ser que se debe a la inhibición de la transcripción del factor NF-κB sobre la cascada de la inflamación. Se ha comprobado que el gel de árnica es tan eficaz como el de ibuprofeno para la artrosis.

Además no debemos olvidar desde esa visión integral:

-          Técnicas pertenecientes a la medicina naturista como el empleo de saquitos de heno o de semillas de trigo sarraceno o la arcilla en forma de cataplasma que contribuirán a disminuir la inflamación y el dolor.

-          Ejercicio: ha demostrado su beneficio en el control del dolor y en la funcionalidad especialmente de rodilla y cadera con artrosis. Todos los tipos de ejercicio que ayuden al fortalecimiento de los músculos periarticulares han demostrado ser útiles. El reposo está totalmente contraindicado, debiendo realizarse ejercicio físico con moderación, especialmente el caminar y la natación.

-          Rehabilitación y fisioterapia: La rehabilitación es importante para prevenir la incapacidad que se produce y ayudan a mitigar el dolor. La fisioterapia a través de los masajes, el ultrasonido, la diatermia o la electroestimulación, se ha convertido en imprescindible para mejorar la calidad de vida de quien sufre artrosis.

-          Acupuntura: Muy efectiva para reducir sobre todo el dolor. Se han publicado estudios donde la acupuntura y la digitopuntura se muestran más eficaces en la eliminación del dolor artrósico que los medicamentos clásicamente utilizados en esta patología.

-          Homeopatía: Muy útil para retrasar y limitar la evolución así como para aliviar. Son numerosos los remedios que podemos utilizar y que tras una historia clínica detallada se podrá indicar, pero cabe mencionar Rhus toxicodendron, remedio que se adapta muy bien a las características generales de la artrosis, que se suele recomendar en dilución 9CH y tomando 3 gránulos una o dos veces al día.

Por último, en cuanto al dolor, debemos de conocer que no todos los pacientes lo viven por igual, y por tanto existen factores individuales en su percepción, dependientes de la personalidad del paciente, como son el estado de ánimo o la ansiedad, que pueden influir más que la gravedad de la artrosis, en el desarrollo de los síntomas y en la actitud terapéutica a desarrollar, ya que la intensidad del dolor no siempre es proporcional al grado de lesión. Mejorar el estado emocional del paciente, contribuye por tanto a mejorar y disminuir la percepción del dolor.

lunes, 4 de noviembre de 2019

El azafrán una alternativa cada vez más documentada a los antidepresivos de síntesis


La sertralina es un antidepresivo que pertenece al grupo farmacológico de los llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina o ISRS, ampliamente utilizada en todo el mundo en el tratamiento de la depresión y sobre la que existe una amplia experiencia.

Por ese motivo, numerosas moléculas naturales se comparan en cuanto a su efectividad con antidepresivos ya conocidos para poder ser avaluadas. En este caso, el azafrán, del que ya se conocía su efecto antidepresivo, se comparó en cuanto a efectividad con este antidepresivo, la sertralina, en un grupo de pacientes muy determinado, pacientes mayores diagnosticados de depresión mayor.

Para ello se seleccionaron 50 pacientes (edad media: 65 años; 70% hombres) que fueron asignados al azar en dos grupos, cada uno de los cuales, recibió 60 mg/día de azafrán o 100 mg/día de sertralina durante seis semanas, valorándolos al inicio del tratamiento y a las 2, 4 y 6 semanas mediante la escala de Hamilton que nos permite cuantificar mediante un cuestionario, la gravedad de la depresión.

Durante este tiempo de tratamiento, los síntomas depresivos disminuyeron de igual forma entre los pacientes que recibieron sertralina o azafrán, por lo que los autores del estudio, concluyen que ambas moléculas tienen igual potencial antidepresivo en personas mayores que son reacias a la toma de más medicamentos y que por tanto, el azafrán podría ser una alternativa eficaz a los fármacos antidepresivos.