lunes, 30 de julio de 2018

Una revisión analiza al ciruelo africano como quimioterápico y quimiopreventivo en el cáncer de próstata.


El cáncer de próstata sigue siendo una de las principales causas de muerte en todo el mundo, pues es el cáncer más frecuente y el tercero como causa principal de muerte en hombres en países occidentales detrás del de pulmón y el colorrectal.

Las opciones de tratamiento son limitadas para los pacientes con cáncer de próstata, por lo que un enfoque preventivo y terapéutico basado ​​en compuestos naturales podría desempeñar un papel integral en la lucha contra esta enfermedad.

Existe una evidencia científica que respalda los efectos beneficiosos de diferentes compuestos fitoquímicos derivados de plantas como agentes quimiopreventivos y quimioterapéuticos en varios tipos de cáncer, entre los que se encuentra el cáncer de próstata.

Prunus africana o Pygeum africanum se ha utilizado durante generaciones en la medicina tradicional africana para tratar el cáncer de próstata. Esta revisión examinó las posibles funciones de los fitoquímicos de P. africana, una planta en peligro de extinción en el África subsahariana en la quimioprevención y la quimioterapia del cáncer de próstata.

Los estudios tanto in vitro como in vivo proporcionaron una evidencia farmacológica sólida sobre las actividad frente al cáncer de próstata de estos fitoquímicos derivados de P. africana que gracias a su sinergia de acción han mostrado actividades antiandrogénicas y antiangiogénicas muy potentes teniendo capacidad de destruir células tumorales a través de la vía de la  apoptósis, prevenir la proliferación de células de cáncer de próstata y alterar las vías de señalización que precisan las células de cáncer de próstata para su mantenimiento.

Sin embargo, concluyen los autores que es preciso aún realizar más estudios preclínicos y clínicos que refuercen los datos obtenidos, para avanzar y posiblemente utilizar estos fitoquímicos prometedores en la prevención y la quimioterapia del cáncer de próstata humano.


viernes, 27 de julio de 2018

Un metaanálisis, confirma la eficacia del azafrán en el tratamiento de la depresión leve a moderada.


Los metaanálisis son unas herramientas estadísticas que nos permiten analizar y evaluar la eficacia de un determinado medicamento englobando distintos estudios científicos publicados.

Siguiendo las normas rigurosas para analizar los efectos del extracto de estigmas de azafrán, se incluyeron once ensayos aleatorios se incluyeron en el análisis cualitativo, y nueve se combinaron para el análisis estadístico en los que se valoró el efecto de los estigmas de azafrán tanto sólo comparándolo con un placebo, como frente a fármacos antidepresivos.

Según los datos obtenidos, el azafrán tiene un efecto significativo sobre la gravedad de la depresión y los datos disponibles de ensayos clínicos aleatorizados y controlados respaldan que el azafrán es significativamente más eficaz que el placebo y no inferior a los fármacos antidepresivos analizados.

domingo, 15 de julio de 2018

Melatonina para prevenir el Alzheimer, los infartos y la sarcopenia

Tres estudios diferentes llevados a cabo por investigadores españoles demuestran que la melatonina, una sustancia que produce nuestro organismo de forma natural, y cuya síntesis disminuye con la edad, puede combatir la sarcopenia (pérdida degenerativa de masa muscular y fuerza al envejecer o al llevar una vida sedentaria), el Alzheimer y las secuelas de los infartos.

El primero, publicado en la revista "Journal of Gerontology A Biol Sci" un estudio internacional liderado por científicos de la Universidad de Granada (UGR), demostró que la melatonina ayuda a combatir la pérdida degenerativa de masa muscular que tiene lugar durante el envejecimiento (sarcopenia).

Para ello estudiaron en ratones los cambios en la morfología y función de las mitocondrias mediante técnicas de resonancia magnética y microscopía óptica y electrónica durante el proceso de envejecimiento en ratones desde los 3 hasta los 24 meses de edad, a los que se les administró melatonina.

La administración oral de melatonina conservó la arquitectura muscular normal, el peso, el número de fibras musculares y la actividad de éstas en la vejez. Además estimuló la producción de lactato, evitó el daño mitocondrial, los agregados tubulares y redujo el porcentaje de núcleos apoptóticos en los músculos envejecidos.

En el segundo, otro estudio de participación española junto a científicos de Australia y Brasil, publicado en la revista “Journal of Pineal Research”, mostró que la administración oral de melatonina ejerce un efecto protector a medida que el cerebro envejece, reduciéndose la probabilidad de desarrollar Alzheimer.

Para llegar a esta conclusión se administraron a ratones sanos no transgénicos y ratones transgénicos con enfermedad de Alzheimer (3xTg-AD) de 6 meses con una dosis diaria de 10 mg / kg de melatonina hasta los 12 meses de edad. Como se esperaba, la melatonina revirtió el deterioro cognitivo y los comportamientos de ansiedad y apatía asociados a la demencia y redujo la carga de proteínas amiloide y tau en los ratones transgénicos con enfermedad de Alzheimer. Además se observó en los ratones no transgénicos una mejora de la función cognitiva que se relacionó con un mejor nivel de bienestar.

El estudio demuestra que la melatonina podría tener un efecto protector a medida que el cerebro envejece, reduciendo el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y, en el caso de aquellos que ya están afectados por la enfermedad, protege contra la degeneración de las neuronas.


Finalmente, el tercer y último estudio realizado en humanos y publicado en "American Journal of Cardiology" el equipo del doctor Alberto Domínguez-Rodríguez la administración de melatonina en pacientes infartados, permitió la recuperación del corazón en el 40% de los casos, hecho de importancia relevante ya que no existe en la actualidad ningún medicamento para recuperar las cicatrices que quedan tras un infarto, responsables de la no recuperación de muchos pacientes, pero sí, siempre y cuando se haga antes de las 2 horas y media desde el inicio de los síntomas se aplique intravenosa o intracoronaria y en dosis incluso 10.000 veces mayor que la que sintetiza nuestro organismo.