Uno de los grandes problemas de los pacientes
oncológicos es la aparición de metástasis, como son las cerebrales, donde
llegan a aparecer en este órgano entre el 10% y el 40% de las metástasis de
tumores de otros órganos, lo que empeora el pronóstico de los pacientes.
Por este motivo un equipo de científicos liderados
por el doctor Manuel Valiente, jefe del Grupo de Metástasis Cerebral del Centro
Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) se propuso estudiar en base a
ciertos indicios si un compuesto de origen natural extraído del cardo mariano,
era capaz de frenar la aparición de estas metástasis, concluyendo que podría
ser una nueva alternativa, eficaz y segura, para tratar la metástasis cerebral,
independientemente del tumor primario que la generó, cuyos resultados se han
publicado en la revista “Nature Medicine”.
En el cerebro, existen unas células llamadas
astrocitos, que entre otras funciones, responden ante un daño transformándose en
astrocitos reactivos, que se asocian a las metástasis. Además, se produce una
activación del gen STAT3, involucrado en procesos de oncogénesis, de manera
notable en la subpoblación de astrocitos reactivos que son clave para que se
genere un ambiente prometastático. Si se eliminara este gen de los astrocitos
reactivos, la probabilidad de metástasis cerebrales, se reduciría.
Tras los buenos resultados obtenidos bloqueando
STAT3 con silibinina en ratones, (ver: http://tumedicoteinforma.blogspot.com/2016/03/las-metastasis-cerebrales-en-cancer-de.html
), los autores realizaron un estudio en
el que incluyeron 18 pacientes con carcinoma de pulmón y metástasis cerebrales
en los que se autorizó el uso compasivo de este fármaco en combinación con el
tratamiento estándar. El 75% reaccionó positivamente a nivel de las metástasis
cerebrales, tres de ellos (20%) mostraron una respuesta total y 10 (55%) una
respuesta parcial. La supervivencia media se situó en 15,5 meses mientras que
en el grupo control (formado por los pacientes tratados por esta enfermedad en
la misma institución durante 2015-2016) fue de cuatro meses.
Referencia bibliográfica: https://www.nature.com/articles/s41591-018-0044-4
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