Los
ácidos grasos omega 3 tendrían muchos más beneficios que proteger el corazón,
ya que una de sus moléculas podría ser utilizada para tratar la resistencia a
la insulina y la diabetes tipo 2, según un nuevo estudio de la Facultad de
Medicina de la Universidad Laval de Canadá, el Centro de Investigaciones del
Corazón y Pulmón de Quebec y el Instituto de Nutrición y Alimentos Funcionales.
Según
la investigación publicada en la revista “Nature Medicine”, la molécula
encontrada imita algunos de los efectos del ejercicio físico sobre la
regulación de la glucosa en sangre.
Los
científicos refieren que si bien, ya se sabía que los ácidos grasos omega 3
pueden ayudar a reducir la resistencia a la insulina provocada por una dieta
alta en grasas saturadas gracias al efecto de un lípido bioactivo llamado
protectin D1, al investigar más a fondo se encontró que otro miembro de la
misma familia llamada DX Protectin (PDX) activa la producción y liberación de
una proteína llamada interleucina 6 (IL-6) en las células musculares, una
respuesta que también se produce durante el ejercicio físico.
“Una
vez en el torrente sanguíneo, la IL-6 controla los niveles de glucosa de dos
maneras: indica al hígado la disminución de la producción de glucosa y actúa
directamente sobre los músculos para aumentar la captación de glucosa”, detalló
el Dr. André Marette, líder de la investigación en un comunicado difundido por
la Universidad Laval.
Los
investigadores compararon los efectos sobre ratones que carecían del gen de la
IL-6 para demostrar el vínculo entre las PDX e IL-6. Además, en las pruebas
realizadas en ratas diabéticas obesas, las PDX demostraron mejorar la capacidad
de respuesta a la insulina, la hormona que regula la glucosa en sangre.
"El
mecanismo de acción descrito para las PDX representa una nueva estrategia
terapéutica para mejorar el control de glucosa. Su eficacia puede ser
comparable con la de ciertos fármacos prescritos actualmente para controlar la
glucemia", aseguró Marette.
Aunque
las PDX parecen imitar el efecto del ejercicio físico mediante la activación de
la secreción de IL-6 en los músculos, Marette advirtió de que no es un
sustituto de la actividad física. “El ejercicio tiene beneficios
cardiovasculares y otras hormonas que van mucho más allá de sus efectos
metabólicos en los músculos”, puntualizó.
La
Universidad Laval presentó una solicitud de patente para las PDX y sus
aplicaciones terapéuticas. "Para nosotros, el siguiente paso consiste en
demostrar los efectos antidiabéticos en seres humanos y determinar el receptor
a través del cual actúan las PDX ", concluyó el investigador.
Los
estudios han demostrado que los ácidos grasos omega 3 son beneficiosos para el
corazón de la gente sana, de aquellos con alto riesgo cardiovascular o de
aquellos que ya sufren de una enfermedad cardiovascular.
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