En el año 2008, investigadores del Instituto de Seguridad Industrial, Radiofísica y Medioambiental (ISIRyM) de la Universidad Politécnica de Valencia y el Hospital La Fe demostraron que el propóleos puede reducir hasta un 50 por ciento el daño en los cromosomas provocado por las radiaciones ionizantes, protegiendo así al ADN de sus efectos.
Ahora, el equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia, el Hospital Universitario La Fe, la Universidad de Valencia y la Universidad Autónoma de Barcelona han detectado el rango óptimo de concentración de propóleos en el que esta sustancia natural extraída de la resina de las abejas tendría protección máxima frente a las radiaciones ionizantes y no sería tóxica para las células sanguíneas.
En concreto, y según los resultados de los estudios "in vitro" de citoxicidad que publica la revista "Food and Chemical Toxicolgy", esa franja óptima de concentraciones se sitúa entre 120 y 500 microgramos por mililitro.
En su trabajo, el equipo de investigadores ha utilizado cuatro biomarcadores genéticos entre los cuales se incluyen el índice mitótico y el de proliferación celular, con el objetivo de determinar si el propóleos tiene efecto citotóxico sobre la célula.
Los otros dos biomarcadores utilizados son el estudio de la posible inducción de alteraciones cromosómicas en cultivos no irradiados a distintas concentraciones y el intercambio de cromátidas hermanas (SCE), un biomarcador genético de exposición a agentes químicos.
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